Perdido Y Encontrado

Perdido Y Encontrado

Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones. Salmo 51:1

John Vasar era un agente de la American Tract Society en la década de 1850. Él dejó una Biblia en la casa de una mujer cuyo marido no era creyente. Cuando el hombre descubrió la Biblia la cortó al medio. Luego, en un momento de desesperación, comenzó a leer en Lucas 15, la historia del hijo pródigo, en la mitad cortada de la Biblia. Desesperado por leer la conclusión, le pidió a su esposa la otra mitad, leyó la historia una y otra vez, y se salvó.

Es fácil decir cuándo la gracia de Dios abre los ojos espirituales de un pecador: ¡cuando llega a la conclusión de que es un pecador! Y también es fácil decir cuándo el pecado personal no es claro para un individuo: cuando ve el pecado en todos menos en sí mismo. La parábola que Jesús contó acerca de los dos hermanos (Lucas 15:11-32) tiene un ejemplo de lo uno y lo otro. El menor, el hermano pródigo, reconoce sus pecados y se arrepiente frente a su padre. En cambio el hermano mayor estaba indignado porque su hermano menor fuera perdonando. No podía extender la gracia hacia otros, tal vez porque no la había experimentado en sí mismo.

¿Qué «hermano» habría sido usted en la parábola de Jesús? El ser perdonados por Dios solo tiene sentido para aquellos que saben que han pecado.


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