-G. Muller
1. BUSQUE DESDE EL PRINCIPIO poner mi corazón en
tal estado, que no tenía en cuenta para nada mi propia voluntad con respecto a
ningún asunto. Noventa por ciento de los problemas de las personas se encuentra
precisamente aquí. Noventa por ciento de las dificultades se sobrepasan cuando
nuestros corazones están dispuestos a aceptar la voluntad de Dios, cualquiera
que esta sea. Cuando alguien se pone verdaderamente en este estado,
generalmente no hay más que un pequeño paso para llegar a conocer cuál es Su voluntad.
2. HABIENDO HECHO ESTO, no dejé, no permití que
el resultado se quedase en un sentimiento o en una simple impresión. Si hago
eso, voy a llevarme una gran desilusión.
3. BUSCO LA VOLUNTAD de de Dios a través, o en
conexión con Su Palabra. El Espíritu y la Palabra deben ser combinados. Si miro
solamente al Espíritu sin tener en cuenta la Palabra, también me llevaré una
gran desilusión. Si el Espíritu Santo nos guía a toda la verdad, Él lo hará
conforme a las Escrituras y nunca se contradecirá.
4. SEGUIDAMENTE TOMO en consideración las
circunstancias providenciales. Estas generalmente me indican claramente la
voluntad de Dios en conexión con Su Palabra y Espíritu.
5. LE PIDO A DIOS en oración que me revele Su
voluntad. ASÍ PUES, A TRAVES DE LA ORACION a Dios, el estudio de la Palabra y
reflexión, llego a la conclusión deliberada de acuerdo a lo mejor de mi
capacidad y conocimiento y sí mi mente está en paz, después de dos o tres
peticiones mas procedo a actuar con lo que me ha revelado. Tanto en asuntos sin
importancia como en transacciones que envuelvan los más importantes asuntos, he
hallado que este método es siempre eficaz.
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