Libres de Amargura
¿Por qué necesitamos perdonar unos a
otros? Hay por lo menos tres razones:
Necesitamos
perdonar a otros para que Satanás no gane ventaja sobre nosotros (2 Co. 2:10-11).
Debemos perdonar, así como hemos sido
perdonados (Ef. 4:32). De lo contrario, almacenamos en nuestro corazón “Raíces
de amargura”, que nos impedirán disfrutar la gracia de Dios y dañarán
a muchos otros a nuestro alrededor (Heb. 12:15). Dios tampoco nos perdona Mt.
18: 34- 35
Perdonar
no es olvidar, pues en realidad nunca olvidamos.
Cuando Dios dice que "olvida" nuestros pecados (Heb. 10; 1 7),
significa que no los usará en nuestra contra, porque han sido
cubiertos, pagados por un sustituto. ¿Qué debemos luchar para perdonar?
Perdonar es
una decisión, una crisis de la voluntad.
Puesto que Dios nos manda perdonar, es algo que si podemos hacer. Al perdonar
no estamos transgrediendo la justicia, sino dejándole el inicio a Dios, quien
es totalmente justo. Al perdonar, nos
beneficiamos enormemente, porque quedamos ubres del mal y de la persona
que ríos
hizo el mal. Recuerde: al fin y al cabo» perdonar no es asunto entre usted y el
que le ofendió, sino entre usted y Dios. Orar por los que nos
ultrajan Mt. 5:44/ bendecir a los que nos maldicen.
Perdonar es
decidir vivir con las consecuencias del pecado de otra persona, asumir el costo que jamás
podrán restituirnos. Perdonar cuesta caro, pues pagamos el precio de la
maldad que perdonamos. Vamos a vivir con esas consecuencias, nos guste o
no. Las únicas opciones que tenemos son decidir si lo haremos con amargura, al
no perdonar (amargura es venganza no efectuada), o con libertad, al perdonar. No
olvidar que pertenecemos a una raza caída, Isaías 1:5-6; Ro. 3:10-12, enferma
el alma el espíritu / cuerpo por el mismo pecado heredado y cometido.
¿Cómo se perdona?
1.
Reconociendo el dolor y el odio. No lo disimule, no le "baje el perfil", no
justifique al ofensor.
2. Decidiendo llevar la carga de las ofensas, en todo
aquello que no le puedan restituir. Es decir, tome el dolor de la ofensa
y asúmalo.
Luego, corte la cadena espiritual de miedo, odio, rencor u otro sentimiento que
lo ata al ofensor. "Déjelo ir", encomiéndelo a la misericordia
de Dios.- paga
el mal con el bien Ro. 12:21; Mt. 5.44; Orar
6: 14,15. perdonar
3.
Colocando,
por fe, el dolor que asumió, en las llagas de
Cristo en la cruz. Él sabe cómo llevarías, y como sanar nuestras heridas. Is.
53: 4,5.
Dando
gracias, cuanto el sufrió por nosotros.
4.
No esperar hasta sentir deseos de
perdonar; nunca los tendrá. Los sentimientos necesitan tiempo para sanar
después de tornar la decisión de perdonar; Lo que se gana es la libertad, no un
sentimiento. No diga: "Señor, ayúdame a perdonar", pues Jesús ya le
ayudó. Enfrente el dolor y ponga al ofensor en las manos de Dios.
Ore:
Señor, perdono a______________________________________________________
por______________
Me
líbero de la atadura de dolor que me
provocó y lo pongo en tus justas y misericordiosos manos. Tomo mi libertad
emocional en Cristo y te pido que sones todos mis heridas en la sangre preciosa
de tu Hijo Jesús. Amén.
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