1. Procure liberarse de todo lo que le impide hacer la voluntad de Dios. (Marcos 4:19)
- Admita que ha pecado y ha hecho las cosas a su manera. (Salmos 51:4)
- Entregue a Cristo el control de su vida, permitiéndole ser su Señor. (Marcos 8:34–36)
2. Reconozca la presencia del Maestro en su vida. (Salmos 18:2)
- El Señor es nuestra Vida. (Colosenses 3:4)
- El Señor es nuestra Seguridad. (Romanos 8:38–39)
- El Señor es nuestro Proveedor. (Filipenses 4:19)
- El Señor es nuestro Protector. (Isaías 41:10)
3. Elimine las frases negativas “no puedo”, “no debería”, “tengo que” y “debo”, que sólo producen preocupación (Salmos 13:2)
4. Cultive el contentamiento por medio de la oración. (Lucas 18:1)
5. Vea las situaciones que le producen ansiedad como oportunidades para desarrollar su madurez. (Filipenses 1:6)
- Confíe en que el Señor está dirigiendo su vida aunque las cosas no salgan como usted espera.
- Tenga la expectativa de que Dios producirá cambios positivos a pesar de que usted fracase.
6. Cuide de su cuerpo realizando una actividad física apropiada. (Salmos 127:2)
- Si no duerme lo suficiente, los problemas pequeños se vuelven insuperables.
- Si no ingiere alimentos saludables, puede sentirse cansado y decaído.
- Si no toma tiempo para ejercitarse, puede sentirse desanimado y deprimido.
7. Alimente su mente con música espiritual. (Salmos 28:7)
- Medite en la letra de cada himno.
8. Comprométase a hacer lo siguiente cada día de las siguientes cuatro semanas
- Procure vivir en el presente—no en el pasado ni en el futuro. (Santiago 4:13–15)
- Pida a Dios que le dirija a realizar una buena obra (Mateo 7:12)
Versículo clave para memorizar:
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. (1 Pedro 5:7)
Autor: Esperanza para el Corazón.
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