Esposas Adecuadamente Sometidas

Esposas Adecuadamente Sometidas


Sean llenos del Espíritu... Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo. Efesios 5:18,21

Después de un servicio en la iglesia en que el pastor predicó un sermón referido a las esposas sometidas a sus esposos, un hombre le dijo a su mujer: «A partir de hoy las cosas van a cambiar aquí. Yo mando. ¡Soy el jefe y tú no eres nada!»

La esposa respondió: «¡Qué gran cosa, ser jefe de nada!». Quizá nos haga reír, pero ni la actitud del hombre ni la de la mujer son para elogiar. Sonreímos de todos modos porque sabemos que el tema de la sumisión en el matrimonio puede ser materia de discusión. Pablo dijo que las esposas debían someterse a sus esposos (Efesios 5:22), pero no fue esto todo lo que dijo sobre la sumisión. En el versículo anterior indicaba que la sumisión mutua es evidencia de estar llenos del Espíritu.

Es decir, que la sumisión no es un deber solamente de la esposa, sino de todos los cristianos. Más adelante, Pablo nos muestra a Cristo como aquel que soportó el sufrimiento en beneficio de su esposa, la iglesia. La verdadera fuerza se muestra en la sumisión más que en el sometimiento del otro.


Los matrimonios más sólidos son los que se construyen con piedras que se complementan y que están amalgamadas por medio de la sumisión mutua.

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