Pensar, y Planear bien para Comenzar bien


Pensar, y Planear bien para Comenzar bien

Para comenzar un nuevo año es necesario Pensar, y Planear bien para Comenzar bien. Pablo terminó bien porque hizo aquello que Dios quería para su vida.

Observamos el ejemplo de Pablo cuando estaba listo para finalizar su vida y ministerio él dice en 2 Timoteo 4:7, 8:
- He peleado la Buena Batalla: Como Soldado, deseaba terminar Condecorado por Cristo (vs.8) y obtener la “Corona de justicia”
- He acabado la Carrera: Como Atleta…terminó Clasificado para el Cielo (vs.8) por el “Juez justo”.
- He guardado la Fe: Como Cristiano… terminó Comprometido (vs.8) sabiendo que su premio se lo “dará el Señor”.

La idea en toda esta frase es una acción completa con resultados eternos y permanentes.

Nos preguntamos por qué Pablo pudo lograr finalizar bien…porque hizo la Voluntad de Dios y la siguió haciendo siempre. “Si deseo que el próximo año me vaya bien y deseo terminarlo bien, debo hacer y desear la Voluntad de Dios por encima de todo lo demás”.
Veamos tres aplicaciones que debemos bajar a la mente, el corazón y la voluntad.


1- Transforma tu Mente: Renovación continua de tus pensamientos
Romanos 12:2: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena VOLUNTAD de Dios, agradable y perfecta.

a.  No debes conformarte: No dejes que el mundo te forme, no uses la máscara del mundo… ¿por qué?
Porque no puedo dejarme formar por el mundo, debido a que el mundo es manejado por Satanás. Leemos en 2 Corintios 4:4: "en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento"

b. Si puedes transformarte: Renueva tu mente siempre aprendiendo, leyendo, estudiando la Palabra de Dios. Pablo nos dice en  Efesios 4:23: “RENOVAOS en el espíritu de vuestra mente”.

2-  Santifica tu vida: Separarme continuamente del pecado.
1 Tesalonicenses 4:3: pues la VOLUNTAD de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación;
a. El deseo de Dios es que seamos Santos en todo:
Mente (pensamientos) – Corazón (sentimientos) – Voluntad (decisiones y acciones)
Pedro nos aconseja en 1 Pedro 1:15: "sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra MANERA de vivir".

b. El deseo de Dios es que nos Separemos del pecado:
Alguien escribió: “Para evitar el origen de cualquier pecado en tu corazón, corta de raíz el principio de cualquier tentación (1 Ts. 4:3 - 1 Ts. 5:22).
 El sabio nos re cuerda en Proverbios 28:13: "El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se APARTA alcanzará misericordia.
3- Permanece en sus Deseos: Obedece continuamente su Palabra.
1 Juan 2:17: “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la VOLUNTAD de Dios permanece para siempre”.

a. El mundo pasa: Por eso Dios nos dice que NO AMEMOS A ESTE MUNDO (1 Juan. 2:15), porque es temporal.
2 Pedro 3:10, 13 dice: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva”.
El gran contraste: Dios te da vida eterna, el mundo da perdición eterna.
b. El que hace la Voluntad de Dios permanece: Aquello que somos y hacemos en la Voluntad de Dios es tiene un impacto para la eternidad, trasciende. Por eso debemos buscar aquello que Dios desea que hagamos, lo cual Él ha planeado para que nosotros hagamos, las cuales no son temporales  (Ef. 2:10, 2 Co. 4:18)
Conclusión: Para un nuevo año es necesario por encima de todo buscar, hacer y amar la Voluntad de Dios y para esto debemos recordar aquello que debemos practicar cada día del próximo año:
- Transformar la Mente
- Santificar la Vida
- Permanecer en su Deseo.
Escrito por:   Equipo de Trabajo del BBNBI
Ser como niños

"Entonces dijo: Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos." Mateo 18:3 (NVI)
En la fiesta de fin de año de la iglesia, Connie y Juampi actuaron con los demás niños cada uno en su clase. Connie fue parte de los animales que entraron al arca, disfrazada de coneja, saltaba con gracia y belleza para entrar al arca. Juampi fue el faraón de Egipto que enojado mandaba a fabricar más ladrillos sentado en su trono, mientras Moisés le pedía que deje salir al pueblo a adorar. (Las maestras fueron unas genias).
Dos historias muy conocidas de la Biblia, pero que ejemplificadas por tantos niños disfrazados, te hace vivirlas de una manera diferente. Obviamente era diferente porque mis hijos estaban actuando y mientras veía como lo hacían babeaba al verlos tan hermosos y desenvueltos. El mensaje de ambas representaciones fue el mismo.
Dios ayuda y bendice a aquellos que le son obedientes. Tanto Noé como Moisés lo hicieron. Y aunque tuvieron algunos inconvenientes, la fidelidad de Dios se mantuvo y al final recibieron lo que esperaban. Verlo en la piel de tantos chicos actuando, me hizo pensar en la simpleza de Dios. Los niños creen sin dudar y viven la fidelidad de Dios como algo incuestionable.
Los adultos en cambio, somos más prejuiciosos y dudamos, cuestionamos y anteponemos nuestros razonamientos habituales antes que las promesas divinas. Mientras veía la representación pensaba en las dudas que Moisés o Noé presentaron ante Dios, que son las mismas (o más leves) que aquellas que le argumento al Padre celestial en mis dificultades
Por algo Jesucristo nos enseñó que debíamos ser como niños, con la frescura, la simpleza y la credulidad de un niño para acceder al Reino de los cielos. Nos pidió tener ese atrevimiento para confiar y esperar en lo que Dios promete sin dudarlo. Pero los adultos dudamos, nos cuesta confiar. Como recibimos tantos golpes y frustraciones nos cuesta volver a creer.
Hoy Dios nos desafía a madurar, para poder ser como niños. A volver a creer en el poder y en la grandeza de Dios, aunque no podamos verlo. A volver a creer en sus promesas, aunque no estemos pasando el mejor momento de nuestra vida.
Dios espera que volvamos a ser como niños para confiar en su Palabra. Él nos pide eso, ¿vamos a confiar que es para nuestro bien?

REFLEXIÓN – Vuelve a tener el alma de un niño.

Un gran abrazo y bendiciones
Benditos sean los límites
"Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores…" —Salmo 1:1
En todos los años que he trabajado con personas, todavía no he conocido a nadie que se haya arruinado la vida por obedecer los mandamientos de Dios. Sin embargo, en una época en que la libertad personal se estima un derecho inalienable, hablar de conformar nuestro estilo de vida a los caminos divinos suele considerarse una invasión de la privacidad. Y a cualquiera que hable a favor de los límites que Dios establece, se lo excluye. Pero en este frenesí por ser libres, deberíamos tener presente que nuestra sociedad se caracteriza cada vez más por un agobiante sentimiento de desesperación y de falta de significado.
El pueblo de Dios debe tener una perspectiva completamente diferente de los límites. Como el salmista, tenemos que tomar conciencia de que una vida bendecida es el resultado de deleitarse en la ley del Señor (Salmo 1:2); no de vivir como aquellos que «[andan] en consejo de malos, [y están] en camino de pecadores» (v. 1). El cristiano reconoce que los límites divinos no buscan quitarle dinamismo a la vida, sino que son cercos levantados según la sabiduría de Dios para ayudarnos a evitar la trampa y los problemas de una vida insensata.
La próxima vez que seas tentado a traspasar los límites divinos, recuerda el propósito amoroso del Señor al levantar vallados. Decide bendecir a Dios por esos límites y por la bendición que son para ti.
Los cercos de Dios te mantienen dentro de los límites de sus bendiciones.

La clave para llevarse bien

"Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor" - Fil. 2:2
Por lo general, me encanta estar con gente. Nuestro corazón tiene un gozo especial cuando compartimos con quienes nos agradan. Pero, lamentablemente, no siempre nos rodean personas así. Algunos pueden ser difíciles, lo cual llevó a alguien a decir: «¡Cuánto más conozco a la gente, más amo a mi perro!». Cuando una relación interpersonal nos entristece, tendemos a culpar a la otra persona. Entonces, justificamos querer estar con quienes nos agradan.
El apóstol Pablo nos pide que el amor nos motive a vincularnos con nuestros hermanos en Cristo. Es más, nos insta a estar «unidos en espíritu», a buscar «los intereses de los demás» y a tener «esta actitud que hubo también en Cristo Jesús» (Filipenses 2:2-5, lbla). Piensa en esto: Jesús renunció a sus derechos y privilegios por nosotros, y decidió vivir como siervo y ofrecerse como el sacrificio supremo para que tuviéramos una comunión gozosa con Él (ver Hebreos 12:2). Y lo hizo a pesar de lo complicados que somos (ver Romanos 5:8). Así que, la próxima vez que estés con alguien difícil de tratar, pídele al Señor que te ayude a encontrar una forma de transmitirle su amor. Con el tiempo, tal vez te sorprenda cómo puede Dios cambiar tu actitud hacia la gente.
La clave para llevarse bien con los demás es tener la mente de Cristo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario