Restaurado Como Uno Mismo
Hermanos, si alguien es
sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo
con una actitud humilde. Gálatas 6:1
En su libro Returning to Your First Love [Volviendo a tu primer
amor], el pastor Tony Evans relata cómo su hermano menor, después de
rebelarse contra la autoridad de su padre, fue echado de la casa. Veinte
minutos después el hermano volvió, pidiendo ser restaurado a la
familia. Lo habían echado para que aprendiera lo que es el respeto, y lo
aceptaron de regreso cuando mostró haberlo aprendido.
Así
funciona la disciplina de la iglesia (1 Corintios 5:1-13). Pero, ¿qué
sucede cuando el que ha pecado se arrepiente? Pablo nos dice: «Debieran
perdonarlo y consolarlo para que no sea consumido por la excesiva
tristeza» (2 Corintios 2:7). ¡Qué frustrante ha de ser para alguien
decir: «Lo siento», y encontrar que su clamor cae en oídos sordos!
¿Puede
imaginar usted a Dios mostrando oídos sordos ante un pecador
arrepentido? Si hemos de perdonar como lo hace Dios, debemos restaurar y
aceptar a todo aquel que haya aceptado una medida de disciplina por sus
pecados (Efesios 4:32). Si hay alguien que ha pecado contra usted,
asegúrese de «restaurarlo con una actitud humilde», como Dios le
restaura a usted también.
La más segura señal de que alguien acepta su propio perdón es la libertad con que perdona a los demás.
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