Salmos 100
Ciertamente, hemos experimentado altibajos financieros en el último siglo, algunos de ellos muy significativos. No obstante, tenemos que admitir que los que vivimos en los Estados Unidos hemos sido beneficiados con un nivel de abundancia sin precedentes. Nunca en la historia de la humanidad, las personas han vivido con la clase de comodidad y seguridad que disfrutamos en la actualidad. La cultura estadounidense marca el paso en el mundo del lujo. Muchas familias tienen sus cocheras llenas de automóviles, sus casas llenas de enseres modernos, roperos llenos de ropa y un refrigerador lleno de alimentos. Desafortunadamente, en estos días de abundancia y riqueza, tendemos a ser personas que no agradecen lo que tienen y algunas hasta son presuntuosas. En vez de agradecerle a Dios, desarrollan una actitud arrogante como si todo les perteneciera.
No me malentienda. La abundancia no es un pecado. La Escritura describe a varias personas piadosas que tenían riquezas: Abraham, Job, José, David, Salomón, Josías, Bernabé, Lidia, etc. Pero también encontramos algunos que se enamoraron de su riqueza e hicieron a un lado a Dios y no le permitieron que dirigiera sus vidas.
No hay nada de malo con poseer cosas bonitas, el problema comienza cuando esas cosas nos poseen a nosotros. Una actitud arrogante y egoísta puede acabar rápidamente con una actitud de generosidad y humildad. El Salmo 100 es una canción de celebración que nos ayudará a restaurar esa actitud de agradecimiento y gozo.
Cuando leemos esta canción, tres preguntas surgen.
1. ¿A quién se dirige esta canción? Los versículos 1 al 5 mencionan que esta canción fue hecha para que la cantara "toda la tierra". El Salmo 100 es para todos. Para todas las naciones, todas las culturas, todas las épocas y todos los estados de ánimo. Su mensaje es universal y es para que todos lo oigan y lo pongan en práctica.
2. ¿De quién habla? Los versículos 1 al 3 junto con el versículo 5, nos dan la respuesta. El Salmo 100 habla del "Señor". Su nombre aparece más de cuatro veces en los primeros cinco versículos. En uno de ellos se dice que el Señor es Dios. Este Salmo dirige nuestra atención a "JHVH", el nombre personal de Dios en el Antiguo Testamento. Uno no puede apreciar el Salmo 100 o aplicar su mensaje si no conoce a aquél de quien habla el Salmo. Pero entre más se conoce al Creador infinito y todopoderoso, más resuena esta canción en el alma agradecida. Ser una persona agradecida, realmente agradecida, comienza con una relación adecuada con el Dador de todo lo que hay.
3. ¿De qué forma está hecho? Los salmos fueron escritos originalmente como himnos; su estructura es poética. La letra hebrea no rima como la poesía hispana; más bien los salmos y en un estilo específico, una especie de métrica o ritmo singular. Cada Salmo es independiente de los demás. Al igual que nuestros himnos actuales, cada uno de estos salmos tiene un mensaje y un arreglo distinto. Esta canción en particular incluye siete preceptos. El himno concluye con el versículo final que resume el carácter de Dios y nos da una razón convincente para obedecer sus mandatos.
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