Viviendo con la Tentación. 1 Corintios 10.
La tentación es
la instigación
que induce el deseo de algo. Puede tratarse de una persona, una
cosa, una circunstancia u otro tipo de estímulo. La tentación está asociada a
la seducción y
la provocación.
En el ámbito religioso, la tentación es la
incitación a pecar por parte del Diablo (también conocido como Satanás o el Demonio). El Diablo puede provocar al ser
humano para que haga
o deje de hacer algo, aprovechando la debilidad intrínseca del hombre para alejarlo de Dios.
Lo primero que tenemos que entender es que las tentaciones
son algo que ocurre de manera diaria, es algo que se encuentra a nuestro
entorno.
Cristo pasó como hombre por todas las tentaciones que hoy
tenemos. El fue hecho carne y habitó entre nosotros, siendo tentado en todo,
pero sin pecado. Cristo no conoció pecado, Cristo puede compadecerse de
nuestras debilidades, no de nuestros pecados. Hebreos.
4: 14-15; “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los
cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 4:15
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin
pecado.”
La clave para no caer en tentación es reconocer nuestras
debilidades, hay muchos que creen que por ser cristianos ya están libres de
caer en tentación, y por esta razón muchas veces son los primeros en caer. 1
Corintios 10: 12 “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.”
Reconocer cuáles son nuestras debilidades hace que nos
cuidemos y no nos confiemos la tentación no es pecado, caer en ella es pecado.
Dios es nuestro protector y el no permite que seamos tentados
mas allá de nuestras fuerzas. V 13 “No os ha sobrevenido ninguna
tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados
más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la
tentación la salida, para que podáis soportar.”
Dios nos ha dado el poder para vencer la tentación, tenemos
dominio propio. 2 Timoteo 1: 7 “Porque no nos ha dado Dios
espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”
El
pecado o la tentación siempre van a estar presente en nuestra vida pero no
puede dominarnos. Génesis 4: 7 “Si bien hicieres, ¿no serás
enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a
ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.”
Las
tentaciones no siempre son de carácter sexual. Hay muchas tentaciones en las
cuales un cristiano puede caer:
1. Idolatria. No de imágenes,
idolatría a la comida, a los hombres, a tu misma belleza. 1 Corintios 10: 7 “Ni
seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo
a comer y a beber, y se levantó a jugar.”
2. Fornicacion. Relación sexual
entre una pareja que no se ha casado. V 8 “Ni forniquemos, como algunos de
ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil.” Algo
que es muy común entre muchos cristianos modernos.
3. Tentar a Dios. Muchos
cristianos se atreven a retar a Dios. Muchos no oran exigen un milagro. V 9 “Ni
tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por
las serpientes.”
4. Murmuracion. Cualquier
comentario que hagamos a espaldas de nuestros hermanos es murmuración. V 10 “Ni
murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.”
Hay
cosas que tal vez si podemos hacer pero no nos conviene. Porque sin saber
podemos caer en tentación de hacer algo que no se debe. V 23 “Todo me
es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.”
No
digas o no hagas nada que no sirva para edificar tu vida y la de los demás. Si
en tu mente hay algo que sabes no le agrada a Dios o que no sirve para
edificar, deséchalo de inmediato antes que lo lleves a la práctica y de esta
forma se convierta en pecado.
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