Un ingeniero graduado trabajó en su campo durante una cierta cantidad de años y luego sirvió en un ministerio vocacional durante casi una década. Al volver a su carrera anterior como ingeniero en electricidad en una gran compañía de electrónica, encontró que lamentablemente sus conocimientos estaban desactualizados.
A causa de su ausencia sentía como si estuviera empezando de nuevo. Le habría servido tener a un tutor durante el tiempo que estuvo apartado de su carrera para poder actualizar sus conocimientos. Le habría venido bien, pero no era una solución práctica.
Esto no se aplica para el cristiano. Y se debe a que Dios nos ha dado un maestro de tiempo completo que vive con nosotros veinticuatro horas al día y nos mantiene actualizados en «lo que Dios ha preparado para quienes lo aman» (1 Corintios 2:9).
Ese maestro es, por supuesto, el Espíritu Santo enviado por Dios para que abra los oídos y ojos espirituales de todo creyente, para enseñarnos acerca del reino de Dios y darnos la mente de Cristo. Ningún creyente debiera carecer del conocimiento y la sabiduría de Dios.
El Maestro está siempre listo. La cuestión es saber si tomamos asiento y abrimos nuestro Libro para aprender con él. |
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