Sin hacer preguntas
Una sola
palabra. Eso fue todo lo que se necesitó para cambiar el futuro de un hombre
cuyo propósito en la vida era conseguir dinero de cualquier manera posible.
El nombre de
aquel hombre era Leví Alphaeusson, y su trabajo era cobrar los impuestos a la
gente. Mucho antes de que la oficina de Rentas Internas decidiera hacer las
cosas más fáciles para la gente, Mateo, como lo conocían algunos, se sabía
todos los trucos maliciosos que había en el libro para sacar dinero a las personas
trabajadoras. Siempre obtenía lo que el detestable gobierno decía que debía
obtener… y luego obtenía más para él. Su vida consistía en obtener dinero y
luego obtener las cosas que el dinero podía comprar.
Imagínate lo
que pasó por su mente cuando una persona, que cada vez se hacía más famosa,
llegó caminando hasta su banco de tributos y dijo una palabra que le hizo
contemplar su futuro. Una palabra que hizo que Leví se preguntara si podría
dejar todo ese dinero, abandonar todos los beneficios de una riqueza mal
habida, y renunciar a todas sus relaciones con compinches que se sentaban con
él en el lado deshonesto del escritorio.
Leví tomó
una decisión inmediata. Obedeció la palabra del maestro que lo visitó, se
levantó de su escritorio, dejó todo atrás, y lo siguió. Esa palabra todavía se
nos ofrece hoy a ti y a mí, y todavía la ofrece la misma Persona. De la misma
forma en que Jesús se acercó a Mateo y dijo: «Sígueme», nos está llamando a
nosotros para que lo sigamos. Él quiere que lo hagamos más importante que
hacernos ricos, con todas las cosas buenas que van con ello. Quiere que lo
hagamos Señor de nuestras vidas. Leví contestó inmediatamente y se convirtió en
un discípulo en quien se podía confiar. Me pregunto qué hará Dios con nosotros
cuando decidamos seguirlo como hizo Leví: sin hacer preguntas. —DB
REFLEXIÓN
■ Si Jesús se parara frente a mí y me
dijera: «Sígueme», ¿cuáles podrían ser las primeras objeciones que me vendrían
a la mente?
■ Si yo fuera a «seguir a Cristo» hoy,
¿qué significaría eso específicamente? ¿Tendría que cambiar algo? ¿Sabría
alguien la diferencia?
■ ¿Cuáles son algunas de las personas
que he seguido y qué he aprendido de ello? ¿Podría Jesús enseñarme más?
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