¿Billy Sunday Quién fue ?
William Ashley “Billy” Sunday, 1862 – 1937 fue un jugador profesional de baseball muy popular durante los años 1880 y después el evangelista americano más célebre y de mayor influencia durante las primeras dos décadas del Siglo XX. Su padre murió cuando él era muy niño y cuando tenía apenas diez años su madre se vio obligada a enviarlo junto con su hermano a un orfanato en Iowa. Un domingo por la tarde él y unos amigos habían bebido unas cervezas y llegando a una esquina de Chicago, se detuvieron a escuchar el sermón de un equipo callejero. Una persona habló con él y lo convenció de aceptar a Cristo, y después de alguna lucha personal, lo hizo.
Su vida cambió radicalmente y pronto comenzó a predicar en iglesias, y especialmente en la Y.M.C.A. (Asociación Cristiana de Jóvenes, por sus siglas en inglés.) Llegó al punto que rechazó un jugoso contrato en un equipo de baseball profesional para servir como asistente en la Y.M.C.A. con un pequeño sueldo. Visitaba enfermos, oraba por los afligidos, daba consejo a personas que querían suicidarse y visitaba salones de fiesta para invitar a las reuniones evangelísticas. En 1893 colaboró con J. Wilbur Chapman, evangelista un poco menos conocido que Dwight L. Moody. Con Chapman Billy recibió un curso invaluable de homilética, tanto por escucharlo como al recibir su ayuda en la preparación de sus propios sermones y revisar sus predicaciones. Le enseñó teología, la importancia de la oración, y lo guió por el cristianismo bíblico conservador. Cuando Chapman se retiró, Billy tomó la resolución de ser un evangelista independiente. Preparó una campaña para Nueva York en 1917 para la cual reunió un equipo de veintiséis personas entre músicos, ayudantes, maestros, que animaban a las personas a asistir.
Algo que caracterizó su estilo de predicar era que cuando consideraba que el momento era propicio iniciaba el mensaje. En la plataforma, hacía giros, se subía al púlpito, corría de un extremo al otro, se “barría” por el estrado e incluso algunas veces destruyó sillas para enfatizar los puntos de su mensaje. Muchos criticaron sus gestos exagerados, pero era evidente que la audiencia los disfrutaba y miles respondían a la invitación de acercarse a Dios.
Sunday probablemente predicó a más de cien millones de personas durante su tiempo de evangelista, sin ayuda de equipos de sonido y se piensa que el número de los que pasaron al frente para responder a la invitación fue de más de un millón. Con frecuencia predicaba sermones intensos y ardientes contra el liberalismo religioso, la evolución, el alcohol, el baile, el juego de cartas y otros vicios. Decía ser “enemigo jurado, eterno e inamovible del tráfico de licor” y afirmaba “he luchado y lo seguiré haciendo, contra ese negocio condenable, sucio y podrido, con todo el poder de mi fuerza.” Billy Sunday predicó efectivamente hasta su muerte en 1937.
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