PON
TU DELICIA EN EL SEÑOR, Y ÉL TE DARÁ LAS PETICIONES DE TU CORAZÓN.
(SALMO 37:4)
¿Qué
le gustaría de verdad a tu cónyuge? ¿Cuán a menudo te haces esa
pregunta?
El
sentido común nos dice que no podemos darle a nuestro cónyuge todo
lo que quiere. Nuestro presupuesto y nuestra cuenta bancaria nos
dicen que es probable que no podamos costearlo. Aun si pudiéramos,
tal vez no sería bueno para nosotros… ni para él.
Quizá
hayas dejado que el “no” se transforme en una respuesta demasiado
rápida. Tal vez hayas permitido que esta opción negativa por
defecto se vuelva demasiado racional, demasiado automática. ¿Qué
sucedería si en lugar de desestimar la idea, hicieras todo lo
posible por cumplirla? ¿Qué sucedería si lo que tu pareja dice que
jamás harías por ella se transformara en lo próximo que hicieras?
A veces, el amor debe ser extravagante. Necesita hacer lo imposible.
A
veces, necesita dejar de lado los detalles y bendecir sólo porque
quiere hacerlo.
¿Acaso
se parece demasiado a la forma de pensar de un adolescente? ¿Un amor
así ya no está en el menú luego de tantos años de matrimonio?
Después de todo, como quizá estén las cosas en tu matrimonio en
este momento, ¿no sería poco genuino consentir a tu cónyuge si no
lo haces de corazón? Lo bueno sería que sí lo hicieras de corazón.
¿Qué me dices de adoptar un nuevo nivel de amor que quiera cumplir
todos los sueños y los deseos que pueda?
¿Acaso
el amor de Dios no satisfizo necesidades de tu corazón que alguna
vez parecían imposibles? Vivías con una carga tan grande de pecado
y reproche que pensabas que nunca volverías a ganarte la gracia de
Dios. Sin embargo, te miró con amor y dijo que no era necesario.
Anhelaba que regresaras. Quería que te dieras cuenta de tu necesidad
de Él, y que luego de arrepentirte y acudir a Él, te amaría y te
perdonaría. “Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran
amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros
delitos, nos dio vida juntamente con Cristo” (Efesios 2:4-5).
Pensaste
que la vida se había terminado cuando cierto contratiempo te
derribó. Te quebraste y clamaste a Él. Oraste como nunca antes lo
habías hecho. Y aunque no fue fácil volver a levantarte y seguir
caminando, de alguna manera sobreviviste. Él te recibió con su paz
“que sobrepasa todo entendimiento” (Filipenses 4:7), tal como
prometió, y te mantuvo de pie.
Dios
no eligió derramar su amor sobre ti cuando te comportabas como un
ángel. No te ofreció su gracia porque la merecieras. “Pero Dios
demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores,
Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). Él es tu modelo a
seguir. Su amor está diseñado para que lo imites. Aunque no eras un
candidato probable para recibir su amor, Él te lo dio de todas
formas. Pagó el precio.
NO
TODO LO QUE TU CÓNYUGE QUIERE ES DEMASIADO COSTOSO. NO TODO LO QUE
DESEA PUEDE COMPRARSE CON DINERO.
- Quizá, tu esposa anhele tu tiempo; tal vez, tu atención.
- Quizá desee que la trates como a una dama,
- saber que su esposo la considera su mayor tesoro.
- Tal vez anhele ver en tus ojos un amor que decida estar presente sin importar qué suceda.
- Quizá, tu esposo anhele tu respeto;
- tal vez desee que lo reconozcas como la cabeza del hogar frente a tus hijos.
- Quizá anhele que le eches los brazos alrededor del cuello sin razón aparente,
- que lo sorprendas con un largo beso o una nota de amor cuando no haya un cumpleaños ni un aniversario para justificarlo.
TAL
VEZ DESEE SABER QUE TODAVÍA PIENSAS QUE ES FUERTE Y ATRACTIVO, COMO
ANTES.
Los
sueños y los deseos vienen en todas las formas y los tamaños; pero
el amor se fija bien en cada uno.
El amor te llama a escuchar lo que dice y espera tu cónyuge.
El
amor te llama a recordar las cosas que son únicas en tu relación,
los placeres y deleites que hacen que el otro sonría.
El
amor te llama a dar cuando sería mucho más conveniente esperar.
#Y
el amor te llama a soñar despierto con estas oportunidades, tan a
menudo, que sus deseos se transformen en los tuyos también.
Te
desafiamos a pensar cómo abrumar a tu cónyuge con amor; a
sorprenderlo sobrepasando todas sus expectativas con tu amabilidad.
Puede o no significar un sacrificio financiero, pero es necesario que
refleje un corazón que está dispuesto a expresarse con
extravagancia. ¿Qué le gustaría de verdad a tu cónyuge? Es hora
de que comiences a vivir la respuesta a esa pregunta.
El
desafío de hoy
Piensa
qué le gustaría a tu cónyuge, si fuera posible. Ponlo en oración
y comienza a trazar un plan para cumplir algunos de sus deseos (sino
todos), hasta donde puedas.
Haz
una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.
En
el pasado, ¿qué sucedió para que no quieras cumplir los deseos de
tu cónyuge? ¿Cómo cambiaría la relación si supiera que sus
sueños son una prioridad para ti? ¿Qué deseos estás intentando
cumplir? El
amor nunca deja de ser. (1 Corintios 13:8)
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