¿Qué constituye un fracaso?
Al meditar en Lucas 9:37-50, observamos que las razones por las cuales los discípulos de Cristo fracasaron fueron las siguientes:
Primero: Les faltó fe. Cristo les dijo: “… ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros, y os he de soportar?...” Lucas 9:41 Cristo los llamó incrédulos. Cualquiera fuera la causa de ellos, no tenían la fe necesaria para este milagro en particular. Cuando nuestra confianza en Dios se estropea, somos vulnerables al fracaso.
Segundo: Les faltó disciplina. En el pasaje paralelo a Lucas, en Mateo 17, los discípulos le preguntaron a Cristo, por qué no habían podido echar fuera al demonio y Él contestó: “…Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.” (Mateo 17:20). Luego Cristo añadió: “Pero este género no sale sino con oración y ayuno.” ¡Oración y ayuno! La autoridad de los discípulos no era algo automático.
Para ganar, en contra de Satanás, se necesita mucho más que simplemente utilizar el nombre de Jesús. Sin devoción y disciplina nos vamos a dar cuenta que no podemos realizar el ministerio.
Tercero: Les faltó humildad. Hicieron una pregunta que escuchamos repetidas veces en nuestros días “… ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?” (Mateo 18:1). ¿Quién tiene la iglesia más grande?, ¿Quién es el predicador más importante, o el escritor más influyente? Esas preguntas ponen al descubierto un sentido carnal de comparación. Cuando somos humildes, nos gozamos por el éxito de los demás, y damos el crédito a Dios por cualquier éxito pequeño que podamos tener. He aprendido que cuando no puedo ejercer mi autoridad para ministrar, es porque Dios me está llamando a volver a los rudimentos, “Fe, disciplina y humildad”, los cuales pueden colocarnos de nuevo en el lugar de bendición. Autor: Pastor: Erwin Lutzer.
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