La Seguridad Del Discípulo


La Seguridad Del Discípulo


Lectura: 1 Juan 5:1-21.
Texto: Juan 5:24.

Intro: Hasta que Ud. tiene la seguridad de su propia salvación, Ud. no va a tener interés en la salvación de los incrédulos. En esta lección encontramos tres pasos:

I. Los fuegos del juicio de Dios están encendidos por los pecados de la raza humana.

1. Hay dos palabras relativas a "juicio" en las  Escrituras. Una tiene que ver con el acto de juicio para encontrar la  realidad, Ro. 3:19. La otra "condenación" significa la sentencia del juicio, Jn. 3:36.

2. Hay tres razones por las que viene el juicio de Dios contra el pecado del hombre:
(1) Viene porque lo que el hombre es: PECADOR, Ro. 5:18,19. Véase  Gén. 6:5-7.
(2) Viene sobre el hombre porque lo que él ha hecho, Ap. 20:12. Véase Ap. 22:11; Lc. 23:40,41.
(3) Viene sobre el hombre porque lo que el no ha hecho:
A. "porque no vinieron al socorro de Yavé" Jueces  5:23.
B. "oye... y no las hace" Mt. 7:26.
C. "el que no amaré al Señor" 1 Co. 16:22.
D. "no conocieron a Dios" 2 Ts. 1:8.
E. "ni obedecen las Buenas Noticias" 1 Ts. 1:8.
F. "no creen en Mi" Jn. 16:9. Véase Lc. 19:22-26; Mt. 25:30.

II. Jesucristo llevó el juicio de Dios contra el pecado para cada persona elegida por Dios, que en arrepentimiento y fe, Le reciben a Él como su substituto. Las tres causas del juicio de Dios sobre el hombre como pecador tienen sus contrapartes en la muerte de Jesucristo por el pecado, porque Él fue juzgado por lo que fuimos e hicimos y por lo que fallamos en hacer.

1. Jesucristo murió por lo que éramos:
(1) Éramos pecadores, con una naturaleza pecaminosa y por eso tenemos que ser juzgados, Ro. 8:3.
(2) Sabemos, de las Escrituras, que mientras nuestros pecados actuales son perdonados por la obra final de Jesucristo, Ef. 1:7; 1 Jn. 2:12, nuestra naturaleza pecaminosa no fue perdonada sino juzgada en la muerte de Jesucristo. Esto es bien descrito y simbolizado en el A.T. en la ofrenda para el pecado en el Libro de Levítico.
A. ¿Qué fue llamado aquella ofrenda? Levítico 4:20c. "Una ofrenda por los pecados" y fue dada a Dios por los pecados de ignorancia, Lv. 5:17. Véase 2 Co. 5:21.
B. ¿A dónde fue llevada aquella ofrenda? Lv. 4:12. Fuera del campo al lugar de juicio. Ahora Nótese:
a) El leproso, Lv. 13:45,46.
b) María, Núm. 12:15.
c) El hombre que violo el sábado, Núm. 15:32-36.
Jesucristo es el gran "anticipo", Heb. 13:12. Véase 2  Co. 5:21; Ga. 3:13. Nótese Dt. 21:18,23.
C. ¿Qué fue hecha con aquella ofrenda por el pecado? Lv. 4:11,12. Toda tuvo que ser destruida con la excepción de la grosura, Lv 4:8,9.
a) En Levítico hay dos palabras usadas cuando está hablando de "quemar". Una palabra quiere decir "a quemar para producir un olor agradable", Lv. 12:9,13. Aquel olor se fue a Dios. Por eso habla de la muerte de Jesucristo, Ef. 5:2.
b) La otra palabra "quemar" quiere decir "a destruir algo completamente", y expresa el juicio de Dios contra el pecado, Jos. 7:15.
D. ¿Quién mató la ofrenda de pecado?
a) El oferente (que ofrece), y él tuvo que hacer tres cosas:
(*) Tuvo que traer la ofrenda a la tienda.
(*) Tuvo que poner las manos encima de la cabeza de la ofrenda para ser identificado con ella.
(*) Tuvo que matar el animal. Ahora, todo de esto habla de una necesidad personal. Confianza en el sacrificio para quitar los pecados cometidos. Hay que reconocer que fue nuestros pecados que mató a Jesucristo aquel día, Hch. 3:15a.

2. Jesucristo murió por lo que el hombre ha hecho. Mira lo que Jesucristo hizo por el pecador:
(1) Quitó nuestro pecado, 1 Jn. 3:5.
(2) Ofreció un solo sacrificio, Heb. 10:12.
(3) Dio Sí mismo por nuestros pecados, Ga. 1:4.
(4) Él fue la propiciación (acción que apacigua la ira de Dios, a fin de que Su justicia y santidad sean satisfechas y puede perdonar el pecado) por nuestros pecados, 1 Jn.2:3.
(5) Padeció por nuestros pecados, 1 Ped. 3:18.
(6) Fue ofrecido para llevar los pecados, Heb. 9:28.
(7) Llevó nuestros pecados, 1 Ped. 2:24.
(8) Derramó Su sangre, Mt. 26:28.
(9) Murió por nuestros pecados, 1 Co. 15:3. En estos textos hay dos grandes  verdades presentadas: El pecado feo del pecador, El sacrificio efectivo del Salvador.

3. En estos textos encontramos "nueve rayos que brillan" de la muerte de Jesucristo:
(1) El rayo de manifestación, 1 Jn. 3:5. Véase Jn. 21:1,14; 1 Tim. 3:16; 1 Jn. 1:2.
(2) El rayo de perfección, Heb. 10:12, "un solo sacrificio" Vea Heb. 9:12,26 ,28; 10:2,10,12.
(3) El rayo de consagración, Ga. 1:4.
(4) El rayo de propiciación, 1 Jn. 2:2.
(5) El rayo de substitución, 1 Ped. 3:18.
(6) El rayo de imputación (atribuir a otro una culpa, delito o acciones), Ro. 3:24; Heb. 9:28.
(7) El rayo de identificación, 1 Ped. 2:24. Véase Mt. 20:28;  Mr. 10:45; Is. 53:4,5.
(8) El rayo de remisión, Mt. 26:28.
(9) El rayo de revelación, 1 Co. 15:3.

4. Jesucristo murió por lo que el hombre no hizo:
(1) El hombre no cumplió con la Ley de Dios, y no glorifico a Dios. Por eso, véase Ro. 3:23; 8:7.

5. Cada asunto Jesucristo fue Perfecto:
 (1) No hubo mancha en Su carácter (modo de ser de una persona).
(2) No hubo defecto en Su devoción (estar enteramente sometido a Él. Amor de Dios, fervor religioso).
(3) No hubo falla en Su consagración.
 (4) No hubo mácula (sin mancha) en Su naturaleza.
(5) No hubo mezcla en el oro de Su santidad.
(6) No hubo baldón (injuria, afrenta) en el sol de Su testimonio.
(7) No hubo imperfección en Su obediencia.
(8) No hubo desperfecto en Su obra al morir.

6. Siendo que el Señor es Perfecto el creyente se encuentra:
(1) Perfecto en Su gracia, Ez. 16:14.
(2) Bello en Su hermosura, 1 Jn. 4:17.
(3) Santo en Su santidad, 1 Co. 1:30.
(4) Justo en Su justicia, 2 Co. 5:21.
(5) Precioso en Su preciosidad, 1 Ped. 2:7.
(6) Vivo en Su vida, 1 Ped. 2:4.
(7) Aceptado en Su aceptabilidad, Ef. 1:6.
(8) Enriquecido en Sus riquezas, Fil. 4:19.
(9) Bendecido en Su beatitud (trato que da o le dan), Ef. 1:3.
(10) Sentado en Su exaltación, Fil 2:6.
(11) Suficiente en Su mansedumbre, Col. 1:12.
(12) Fuerte en Su gracia, 2 Tim. 2:1.
(13) Alegre en Su alegría, Jn. 15:11.
(14) Amado en Su amor, Jn. 15:12.

III. La palabra de la gracia de Dios nos asegura que no hay condenación al creyente en Cristo Jesús. Las Escrituras enseñan que hay:

1. Una diferencia innegable entre el creyente y el incrédulo.
(1) Por el incrédulo, Heb. 9:27; 2 Ped.2:9.
(2) Por el creyente, 1 Ts. 5:9; 1 Ped. 1:4.

2. Una distinción inequívoca entre los dos, 1 Co. 11:32b. Véase Is. 26:20. Aquí hay tres cosas:
(1) Entra en tus aposentos (donde hay protección).
(2) Cierra tras ti tus puertas (para dar seguridad).
(3) Escóndate un poco (en Cristo Jesús) y la condenación de los incrédulos no puede tocarle.

3. Una esfera inaccesible para el enemigo, Ro. 8:1..
(1) En Jesucristo Noé y su familia entraron en el arca.
(2) En Jesucristo los hijos de Israel se quedaron en sus casa donde hubo la sangre rociada encima de las puertas.
(3) En Jesucristo la persona que mató sin intención pudo entrar en la ciudad de refugio, Núm. 35.
(4) En Jesucristo Rahad y su familia fueron salvos quedándose  en su casa, Josué capitulo. 3.

4. Una certidumbre incondicional, Jn. 3:18 "no es".
(1) Véase el "no es" en Mr. 9:44,46; Mt. 10:37,38; Mr. 9:40.

5. Una promesa inequívoca, Jn. 5:24.

6. Un privilegio inexpresable, 1 Jn. 4:17.

7. Una pregunta sin rival. Ro. 8:34a. (Fin). 

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