Realidad virtual

Realidad virtual

¡No necesitamos a nadie! Lo tenemos todo de una manera «virtual». ¡Así nos va!

Hay un equipo de fútbol que tiene en sus filas a Messi, Kaká, Xavi, Raúl, Iniesta, Falçao, Diego, Xabi Alonso, Casillas, y, ahora también, a Alexis Sánchez, el jugador chileno del Barça.

Si ya estás buscando en Internet a quién se le ha ocurrido contratarlos a todos, te ahorro el trabajo: es un equipo virtual. Son algunos de los futbolistas más buscados por todos en los juegos de computadores, PlayStation, Xbox, etc.: los que más valor tienen. Se trata de una competición virtual, inexistente, pero real en el juego de cada uno.

La llamada «realidad virtual» se ha extendido a, prácticamente, todos los sectores de la sociedad. No hay ningún problema, ya que los juegos (siempre dentro de un límite) nos proporcionan buenos momentos.
Lo que está comenzando a preocupar a muchos expertos son las personas que confunden la ficción con la realidad.

1. La mayoría de las personas ya no cree en una realidad objetiva. Todo tipo de verdad es subjetiva; cada uno defiende lo que considera verdadero. La mayor consecuencia es que todos vivimos en la inestabilidad. Nadie puede tener certeza de que lo que está haciendo sea correcto o no. Todo depende de cada uno.

2. La realidad virtual nos aleja de las demás personas. Ejemplo: ya no sales a jugar un partido con otras veintitantas personas, sino que lo haces en tu propia casa, con dos o tres; y, como mucho, te conectas con otras dos o tres por Internet. El resultado: cada vez estamos más solos.

3. Las imágenes valen hoy mucho más que las palabras. Hay cadenas enteras basadas exclusivamente en imágenes, sin importar si tienen sentido o no. La música ya no se escucha, sino que se ve. Las personas dejan de pensar y razonar, y terminan creyendo cualquier cosa que ven

4. La familia, los amigos, la comunidad, etc., van desapareciendo. Ya no los necesitamos. La realidad virtual supera todo, porque no puedes «enfadarte» ni discutir con ella. Hace siempre lo que quieres y lo que dices. El problema es que no puede escucharte ni abrazarte.

«Ellos han puesto reyes, pero no escogidos por mí; han nombrado príncipes, pero sin saberlo yo. Con su plata y su oro se han hecho ídolos, para su propia destrucción» (Oseas 8:4).

Lo mejor que podríamos hacer en este momento es leer todo el capítulo 8 del profeta Oseas. Muchos no quieren que Dios intervenga en su vida «real», incluso ¡siendo creyentes! Para ellos, Dios es el dios virtual de los domingos en la iglesia, y nada más.

No es extraño que hayan perdido la verdad y el amor, y que lo único que tengan en sus vidas sea soledad y engaño.

ORACIÓN
Señor, no quiero vivir en las «nubes», sino seguirte a ti y luchar para que este mundo sea mejor.

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