Amor o Ilusión


María, estoy enamorado de ti, te amo y deseo estar contigo ¿Me aceptas?

- Voy a pensarlo - le responde María a Juan- después te daré la respuesta.

Esta es la manera como muchos jóvenes llegan a declararse a una señorita. ¿Alguna vez te has declarado así?

Hoy en día, dos jóvenes del sexo opuesto se conocen y con tan solo dos o tres veces de haberse visto ya están aceptando tener una relación, engañándose que lo que existe entre ellos es amor, cuando en realidad es solo una ilusión.

No se puede amar a alguien sin conocerlo,
y para conocerlo no es necesario tener una relación de enamorados, ya que para eso existe la amistad, que es la etapa en la cual dos personas pueden darse cuenta de como es el otro, su forma de ser, de pensar, de actuar, etc. Por lo tanto, no existe el amor a primera vista, puede haber atracción a primera vista pero no amor, y la atracción hará que empieces a ilusionarte, pero eso no es amor.

Si una señorita le responde a un joven que recién ha conocido y se le ha declarado “¿Porqué me amas?”, lo va a dejar mudo. Lo único que quizás diga es “Porque eres bonita y me gustas”. Pero eso quiere decir que no amarás a alguien que no te gusta y eso es absurdo.

¿Por qué es importante saber si lo que sientes por alguien es amor o ilusión? Porque esto te ayudará a evitar muchas “aventuritas”, ya que la ilusión es pasajera, pero el amor permanece, “El amor nunca deja de ser” (1 Corintios 13:8). Estas aventuras malogran nuestro testimonio como cristianos y en vez de ser luz, seremos tinieblas. Así que antes de declararte a una señorita o aceptar a un joven es necesario que te preguntes “¿Es amor o ilusión lo que siento?”.

El joven cristiano es diferente al joven no cristiano.
¿Qué concepto tendrías de un joven o Srta? ¿Que a cada rato cambia de pareja? ¿Agrada esto a Dios? La Biblia nos dice “Consérvate puro” (1 Timoteo 5:22b). Si a un joven no le interesa su testimonio en este aspecto, está muy claro que no ha nacido de nuevo, no ama a Dios y solo busca su satisfacción personal. Los jóvenes cristianos ya no vivimos para nosotros sino para Jesús nuestro Señor y Salvador y nuestra conducta no depende de conceptos “ridículos” que tengamos, sino de la Palabra de Dios que es la luz que alumbra nuestro camino para llevarnos por el sendero del bien y la felicidad.

Los jóvenes cristianos no debemos ser apresurados ni debemos dejarnos llevar por la ilusión. Puede ser que el amor comience con una ilusión, pero en muchos casos puedes ilusionarte de alguien que sabes que no está en
la voluntad de Dios. El joven cristiano sabe esperar en Dios el tiempo necesario y la pareja adecuada. Así que si aún no tienes pareja no te sientas mal, ni menos que los que ya la tienen. Aunque digan que ya “te estas pasando” siéntete feliz y bendecido porque estas esperando la voluntad de Dios en vez de burlarte de alguien o hacerte mal a ti mismo(a) al estar con alguien que no amas. Hoy día existen miles de casos en los cuales la pareja en vez de hacerte feliz, al pasarle la ilusión, te hace la vida imposible. Por lo tanto, lo mejor en la vida no es tener pareja, sino el hacer la voluntad de Dios.

Cristo Jesús dijo: “Bienaventurados los que oyen la Palabra de Dios y la hacen” (Lucas 11:28). Al joven que sepa esperar, Dios lo premiará con una pareja que sea de bendición en su vida espiritual y no de tropiezo, que sea ayuda idónea y no “demonia”.

María no aceptó a Juan y, después de una semana, él ya estaba declarándose a otra chica. ¿Dónde esta el amor que dijo tenerle? Esto sucede muy frecuentemente.


Señorita que amas a Dios: no consientas en aceptar rápidamente a un joven que te declara su “amor”. Dios está muy interesado en nuestra vida sentimental y en proporcionarte la pareja que verdaderamente te pueda hacer feliz. Los jóvenes mayormente quieren estar con una chica por su belleza o por su cuerpo pero no por amor.

Los jóvenes cristianos nunca debemos intentar tener una relación sentimental sin antes tener una profunda comunión personal con Dios. Lo que hagamos dejando al Señor de lado no será voluntad de El, sino nuestra. Cuando llega el momento de elegir es imprescindible comenzar por la oración, buscando la guía del Señor y permitiendo que El sea la base de la futura relación.

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