Doctrinas:
El Espíritu Santo (2)
Texto para
memorizar: Efesios 5:18
Introducción:
Ya vimos que para ser salvo, la persona tiene que nacer de nuevo. El nacimiento
nuevo es la obra del Espíritu Santo (Juan 3:5-7). También es llamado la
regeneración. Seguiremos estudiando la obra del Espíritu Santo en la vida de
los creyentes.
I. El
Espíritu Santo habita en los salvos
A. Los
creyentes en Cristo ahora tienen un privilegio que ni los grandes profetas del
tiempo del Antiguo Testamento tuvieron. Es el de tener el Espíritu Santo
morando en ellos todo el tiempo (Juan 14:17). "...y estará en
vosotros", es una promesa para cada creyente de esta edad.
B. Romanos
8:9 y 1a Corintios 6:19-20.
II. El Espíritu Santo sella a los salvos
A. Efesios
1:13-14; 4:30. Pertenecemos a Dios. Nadie puede romper el sello del Espíritu.
B. Es el
Espíritu que nos da la seguridad de nuestra salvación (Romanos 8:16) ¿Tiene
usted esta confianza, esta seguridad en su corazón?
III. Cada persona salva
debe ser llena del Espíritu Santo
A. Hay una
diferencia entre poseer el Espíritu y ser lleno del Espíritu. El poseer el
Espíritu es el privilegio de cada creyente. El ser lleno del Espíritu es el
deber de cada creyente. (Efesios 5:18). "Sed llenos" quiere decir ser
controlados por el Espíritu Santo (igual que el borracho es controlado por el
vino).
B. El
cristiano puede contristar al Espíritu Santo por el pecado (Efesios 4:30).
Puede apagar su obra en su vida por resistirle (1a Tesalonicenses 5:19). Hay
que apartarse del pecado y rendirse a Él para ser controlado por Él. Solamente
así podemos tener el poder de servir al Señor.
C. No se
trata del bautismo del Espíritu Santo, el cual vino una vez para siempre en
Pentecostés.
IV. El
Espíritu Santo guía a los salvos.
A. Solamente
los verdaderos cristianos tienen este privilegio (Romanos
8:14).
B. El
Espíritu quiere guiar en todos los detalles de la vida. Si no se sabe qué
hacer, "andad en el Espíritu" y Él le guiara. (Gálatas 5:16-17).
V. El
Espíritu Santo enseña a los salvos
Juan 16:13-14
y I de Juan 2:27. Aun cuando tenemos maestros y predicadores, no se puede
aprender nada de la Biblia sin el Divino Maestro, el Espíritu Santo.
VI. El
Espíritu Santo ofrece a Dios las oraciones de los salvos (Romanos 8:26-27;
Judas 20).
VII. El
Espíritu Santo produce fruto en la vida del cristiano que honra a Dios (Gálatas
5:22-23) ¡Qué contraste con las obras de la carne! (Gálatas 5:19-21).
Conclusión:
Cada persona que es salva debe buscar ser lleno (controlado) por el Espíritu
Santo (Efesios 5:18). Cada persona que no es salvo debe recibir a Cristo para
nacer del Espíritu (Juan 3:6).
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