¿Necesita Un Milagro?
Ésta, la primera de sus señales, la hizo Jesús en Caná de Galilea. Así reveló su gloria, y sus discípulos creyeron en él. Juan 2:11
Una pareja está sentada en extremos opuestos del sofá, cada uno a solas consigo mismo. Lo que antes era un matrimonio lleno de vida se ha degenerado hasta llegar a ser lo que ninguno de ellos jamás quiso que fuera. Se aman, pero ambos saben que para restaurar el matrimonio que tenían en el pasado haría falta un milagro.
Afortunadamente para ellos, y para millones más en la misma situación, un milagro no es nada difícil para nuestro Dios. En realidad, el primer milagro de Jesús que registran las Escrituras fue en una casa, durante una fiesta de bodas (Juan 2:1-11). Había sido invitado a la ceremonia donde se estableció el matrimonio, y esto es un recordatorio para nosotros de que a Dios le importan muchísimo las familias.
Si no somos cuidadosos podríamos pensar que Dios abandonó la institución del matrimonio y la importancia del hogar unido. Derrotados por las estadísticas del fracaso matrimonial, muchos olvidan quién fue el autor de la relación del matrimonio.
¿Necesita su hogar un milagro? Invite a Cristo a cada habitación de su casa. Haga de él el cimiento de cada una de las relaciones que se forman dentro de sus paredes. Así como el agua se convirtió en vino en las bodas de Caná, el poder de Cristo puede transformar el dolor en armonía.
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