Viviendo la vida nueva (II parte).

Viviendo la vida nueva (II parte).

INTRO: Hemos estudiado que el creyente debe memorizar algunos textos para ayudarle en su “vida nueva”. Luego toma­mos tiempo para estudiar algo de la “fe”, el poder de la Pala­bra de Dios, y la necesidad de rendir su vida a Dios. En esta lección continuaremos con:
I. Santificación (separación, poner aparte). Véase 1 P. 1:15, 16. Separación del mundo y consagración a Dios. Santifi­car cualquier cosa es declarar que pertenece a Dios. Puede referirse a personas, lugares, días y estaciones, y objetos utiliza­dos para el culto. En un sentido ético, significa la conforma­ción progresiva del creyente a la imagen de Jesu­cristo, o el proceso mediante el cual la vida se hace moral­mente santa. La santificación se obtiene por la obra redentora de Jesucristo, y la obra del Espíritu Santo que mora en noso­tros. Comienza con la regeneración y se completa cuando vemos a Cristo.
1. Dios escogió a los elegidos, no solo para salvar sus almas del infierno, sino para vivir una vida separada, 1 Jn. 2:15-17.
2. Muchos dicen: ¿Por qué debo vivir una vida santa, separada del mundo? La respuesta es: Porque Jesucristo le salvó y Él es Santo y le llama a estar en conformidad con Él mismo (He. 12:14, un texto de gran importancia). Véase Lucas 1:74, 75; 2 Corintios 7:1; 2 Pedro 3:11.
3. La santificación es vivir la vida de Jesucristo, 1 Corintios 3:16, 17; 6:19, 20.
4. La santificación es más que la pureza, 2 Timoteo 2:19-22.
5. ¿Cómo es posible llegar a ser “santo”, separado del mundo? Esta es una obra del Espíritu Santo. En Ro. 1:4 leemos: “Según el Espíritu Santo de santidad. Véase también Romanos 8:2,13; 1 P. 1:2.
6. ¿Qué debo hacer para estar separado del mundo? (2 Co.7:1). El creyente debe tener el deseo de ser separado. Debe examinarse a sí mismo, confesando y de­jando sus pecados.
II. Viviendo la vida de justicia o rectitud.
(Página 5) 1. La justicia. Mediante el acto de la justificación, el pecador es declarado “justo” (correcto, derecho) con Dios por fe, por medio de la justicia imputada a Jesucristo (2 Co. 5:21). En lasantificación (poner aparte) el pecador adquiere este atributo, de ser “justo”, en su carácter y en su conducta, Ro. 5:1.
2. Rectitud: calidad de recto o justo. Este es el conocimiento de lo que debemos hacer o decir en la vida cristiana. La recti­tud es una imparcialidad, integridad, probidad. En Miqueas 6:8 vemos que el fruto de la salvación se ve en tres cosas:
(1) La vida nueva debe manifestarse por vivir una vida de justicia y rectitud.
(2) La vida nueva debe manifestarse en la relación con su prójimo, mostrando amor y bondad.
(3) La vida nueva debe manifestarse por la humildad.
3. Las Escrituras dicen que nadie, en su condición pecami­nosa, es “justo” o “recto” con Dios, Salmo 14:2; 143:2.
4. Dicen que el pecador, por el arrepentimiento de sus pecados y en la fe en la obra final de Jesucristo en la cruz, recibe la justicia como un regalo, Romanos 3:21-24; 10:1-4; 1 Co. 1:30; Gá. 2:16.
5. La justicia que Dios da al pecador arrepentido es algo perma­nente, por lo cual la vida de rectitud es implantada en el hombre y él aprende cómo vivir la vida justa. Ro. 5:17, 18 (el don de justicia); 6:13 (como instrumentos de justi­cia); 6:17-19 (para servir a la justicia); Tito 2:11-14; 1 Juan 2:29; 3:9, 10.
6. Hay que notar que los creyentes son conocidos como “jus­tos”, como personas con las bendiciones de Dios en sus vidas, Gn. 6:9; 7:1; Mt. 1:19; Lc. 1:5, 6; 2:25; 2 P. 2:7, 8; etc.
7. En Proverbios uno puede ver las cantidades de bendiciones que Dios le da a los “justos”, los redimidos, 10:3, 6, 7, 11,16, 20, 21, 24, 25, 28, 30, 31, 32.
8. Uno debe notar la división entre los “justos” y los “injus­tos”, Is.3:10, 11; Ez.3:18-21; 33:12; Mal.3:18; Mt.5:45; 25:46.
9. Hay que observar lo que Dios demanda de una vida justa, recta, Dt. 6:20; Sal. 82:3; Pr. 21:3; Is. 56:1; Ro. 13:7; Col. 4:1.
10. Nótese lo que Pablo escribió acerca de la vida justa, la vida recta: Ro. 6:12-14; 7:4-6; 8:3, 4; 2 Co. 9:6-10; Fil. 1:9-11; 1 Tito 6:11.
11. En 1 Juan encontramos las características de la persona salva, 2:4, 11, 29; 3:10; 5:2.
12. La persona “recta” va a hacer lo que es correcto ante los ojos de Dios, Salmo 119:166-168; Lucas 1:5, 6; 1 Ts. 2:10.
III. La nueva vida debe ser de amor, Jn. 13:34; 35; Ro. 13:10; 1 Juan 4:11, 12.
1. En Miqueas 6:8 leemos que la primera cosa que Dios re­quiere en la vida cristiana es “hacer justicia”; “amar misericor­dia”, y “humillarse ante Dios”.
2. En el AT la vida “recta” era la cosa más importante en las vidas del pueblo de Dios. Pero en el NT vemos que la cosa más importante es el amor, pero a la vez, Jesucristo demanda una vida de justicia, Mateo 5:6, 20.
3. A los creyentes bajo el “nuevo pacto” les ha sido dado el poder para “amar”, y tal poder no fue dado al pueblo de Dios antes de la cruz. Es por la obra del Espíritu Santo que el cre­yente en Cristo Jesús puede amar, Juan 13:34; Romanos 5:5; Gálatas 5:22; 1 Ts. 4:9; 1 Juan 4:11.
4. Cada creyente debe entender que el “mandamiento nuevo” es dado para que el discípulo muestre el carácter, lo más impor­tante en su vida cristiana.
5. Nuestro amor a Dios viene de la fuente de amor que Dios nos ha dado, 1 Juan 4:19.
6. Ya que amamos a Dios debemos amar a los demás hermanos, Ef. 4:1,2; 5:1,2; 1 Juan 4:7, 20; 5:1.
7. Uno tiene que confiar en el poder del Espíritu Santo para mostrar amor a los demás. Nos es dada la fuerza para amar por la gracia de Dios, Mateo 5:44, 45; Gálatas 2:20; 1 Ts.3:12, 13; Filipenses 4:13; 1 Pedro 1:22.
8. El amor a los otros creyentes tiene su base en el amor de Jesucristo, Juan 13:13-15, 34.
9. El amor fraternal tiene que ser en hechos y en verdad, Mt. 12:50; Ro. 13:10; 1 Co. 7:19; Gá. 5:6; S­tg. 2:15, 16; 1 Jn. 3:16-18. Hay que estudiar también: Gá. 5:22; Ef. 4:1, 2, 32; Fil. 2:1-4; Col. 3:12-14; 1 Ts. 1:3. (Continuará)

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