Las cosas que importan
Job 27:1-23
Ocupar nuestra mente con las cosas de Dios es lo mejor que podemos hacer. Esa es una de las razones por las que propongo tanto la memorización de las Escrituras. Usted nunca está más consciente de las cosas de Dios que cuando cita sus palabras en las situaciones de la vida diaria.
Lo más importante en cuanto a nosotros es lo que nos viene a la mente cuando pensamos en Dios. ¿Qué es lo que le viene a usted a la mente cuando piensa en Dios? Cuando era niño, recuerdo que imaginaba a Dios corno un hombre muy viejo, con una larga barba blanca, de mejillas infladas, soplando fuertemente desde el norte de la tierra. Es que esta era la manera como aparecía dibujado en el viejo mapamundi de la escuela.
¿Qué es lo que viene a su mente cuando piensa en Dios? ¿Lo ve como aquel que le da el oxígeno que respira y quien mantiene su corazón latiendo? ¿Lo ve como aquel que le llamará a rendir cuentas algún día? ¿Lo ve como aquel que está pendiente de sus hijos y de su trabajo? ¿Reconoce que su poder es más grande que cualquier otro poder sobre esta tierra? O, sinceramente, ¿es para usted un poco lejano, y en cierto modo alguien sin contacto con la altamente tecnificada sociedad de hoy? El concepto que usted tenga de Dios es crucial en su manera de ver la vida.
Piense en la situación de Job, quien está ahora arruinado, sin hijos, sin amigos y enfermo. Está cubierto de llagas, con fiebre y con un dolor que no lo deja. Por si fuera poco, también es incomprendido, culpado de pecados secretos y rechazado por quienes una vez lo respetaban. ¿Qué le hace seguir adelante? Sólo hay una respuesta: Su concepto de Dios es lo que lo hace seguir adelante, no lo que digan los demás. A la luz de esto, se consagra de nuevo a las cosas que importan. Tras un torbellino de ideas humanísticas de Elifaz, Bildad y Zofar; a quienes Job ha desautorizado, Job se concentra ahora totalmente en las cosas de Dios.
¿Qué pensamientos lo están distrayendo ahora mismo, que no le permiten detenerse a pensar en la gloria de Dios? Usted puede vencerlos si dedica más tiempo a meditar en la Palabra de Dios y así ocuparse de las cosas que realmente importan.
Ocupar nuestra mente con las cosas de Dios es lo mejor que podemos hacer.
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