DE TU DECISIÓN DEPENDE
Dos maneras de: ... nacer
"El
que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo
que es nacido de carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu
es" (Evangelio Juan, 3, 5-6).
Es una palabra extraña, mas una palabra verdadera, una
palabra de la Biblia, una palabra del Señor Jesucristo. Existen, pues, dos
nacimientos, dos maneras de nacer.
Todos hemos entrado al mundo de la misma manera, por el
nacimiento desde el seno maternal El mismo Jesús, Hijo de Dios, se sometió a
este modo de nacer cuando se revistió de nuestra humanidad para salvarnos.
Mas, aparte de este nacimiento natural, el Señor habla de
un "nuevo nacimiento", el
"del Espíritu", o sea la recepción de la vida eterna y divina por
la cual el nombre entra en la familia de Dios. ¿Qué es lo que hay que hacer
para obtenerla? Aceptarla como un don gratuito que Dios hace a aquel que se
arrepiente y cree en Jesús el Salvador, muerto en la cruz para llevar los
pecados de cada hombre.
"El que cree
en el Hijo tiene vida eterna" (Juan. 3, 36).
Usted no ha escogido nacer en el mundo; en cambio su
nacimiento en el reino de Dios depende hoy de su conformidad. "Os es necesario nacer de nuevo" (Jn.3,
7).
Dos maneras de: ... vivir
"Que los que
viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por
ellos" (Jesucristo) (2 Corintios. 5, 15).
Nuestra existencia se reparte entre obligaciones y
distracciones que varían conforme al medio ambiente, a las aptitudes, a los
gustos de cada uno.
En realidad, la Biblia conoce solamente dos maneras de
vivir. La primera consiste en vivir para
sí, en vivir su vida. En otras
palabras, en considerar a ésta como su bien personal, un capital que se propone
gastar según sus gustos, sin que le importe a nadie. ¡A ver! ¿Nos ha
proporcionado esta clase de vida todo lo que esperábamos de ella?
Pero Dios nos invita, después de haber creído en él, a vivir para Jesucristo. La satisfacción
del ego ha sido reemplazada por otra meta: de ahora en adelante vivo para Otro,
uno a quien Pertenezco, a quien quiero y, por consiguiente, cuya voluntad
quiero hacer. Al amarme hasta morir para salvarme, Jesús ha adquirido derechos
sobre mis afectos. Si de ahora en adelante mi propia voluntad, que me llevaba
al desastre, ha sido reemplazada por la suya, buena y sabia, no es como pesada
servidumbre, sino como feliz respuesta de mi amor al suyo. Sólo esta clase de
vida es una vida llena, una vida feliz.
"Para mí el
vivir es Cristo" decía el apóstol Pablo (Fil, 1, 21).
Dos maneras de: ... morir
Cualesquiera que sean las causas de fallecimiento
contadas por las estadísticas, sea que se muera en la cama, en el hospital o en
la carretera... conforme a las Escrituras sólo hay dos maneras de morir. La
primera, aterradora, está reservada a los incrédulos. "Si no creéis que yo soy (Jesús, el Hijo de
Dios) en vuestros pecados moriréis". Morir en sus pecados, es
presentarse delante de Dios, que es santo, como un culpable delante de su juez,
con la certidumbre de la condena. Los pecados olvidados o minimizados (pero que
Dios ha registrado fielmente) serán un día presentados de nuevo delante de cada
uno. Ningún abogado delante de este tribunal, sino sólo un Juez inflexible y
que lo sabe todo.
Mas la gracia de Dios ha dado al creyente la opción de
morir de otra manera. "Morir en el
Señor", es ser revestido de su justicia, que es la única que pone a
cubierto de la condenación.
No es la gente más culpable la que irá al infierno, sino
los que no hayan querido creer. Y no será la gente más honorable la que tendrá
un lugar en el cielo, sino solamente aquellos que por la fe hayan muerto en el señor.
Dos maneras de: ... resucitar
“Vendrá hora cuando
todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno,
saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de
condenación” (Jn, 5. 28-29).
Sea que la resurrección de los muertos ofenda o no la
razón humana, es un hecho probado por la resurrección de Jesucristo y una
verdad fundamental de la Palabra de Dios (léase en 1 Corintios 15). Lo que es
aun menos entendido y aceptado, es que no se producirá una, sino dos resurrecciones.
La resurrección de
vida está prometida a los que por gracia han recibido la vida eterna (que
es la única que permite practicar el bien). Cuando se oiga en breve la
aclamación del Señor Jesucristo, la muerte tendrá que devolverle los que a él
le pertenecen. Saldrán de la tumba con un cuerpo glorioso y se irán “para recibir al Señor en el aire” para
estar “siempre con el Señor” (1 Tes.
4. 17).
La segunda resurrección tendrá lugar mucho más tarde. Se
llama resurrección de condenación,
porque todos aquellos a quienes concierne tendrán que comparecer delante del
trono del soberano Juez para dar cuenta de sus pecados y oír su condenación.
Dos maneras... que caracterizan las dos únicas categorías
de personas. ¿A cuál de ellas pertenecerá usted?
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