LA PRÁCTICA DE LA ORACION. Segunda Parte


LA PRÁCTICA DE LA ORACION. Segunda Parte


E. Condiciones para respuestas de oración.

Si nosotros permanecemos en Cristo, nuestras peticiones serán respondidas (Juan 15:7). Permanecer en Cristo significa guardar sus mandamientos (1Juan 3:22):
(1) Nuestras oraciones deberían ser de acuerdo a Su voluntad (1Juan 5:14). Dado que el bosquejo general de la voluntad de Dios se encuentra en la Biblia, nuestras peticiones deberían ser escriturales. Por lo tanto, debemos orar en el lenguaje de la Biblia.
(2) Nuestras peticiones deberían ser elevadas en el Nombre de Cristo (Juan 14:13; 16:23). Cuando nosotros realmente pedimos en Su Nombre, es como si Él mismo estuviera haciendo a Dios la petición.
(3) Nuestras motivaciones deben ser puras (Santiago 4:3). Si nuestras peticiones son egoístas y pecaminosas, no podemos esperar una respuesta.


F. ¿Lenguaje de oración?
Deberíamos dirigirnos a Dios reverentemente. Los cristianos comúnmente usan las palabras "tú" y "ti" en tono familiar para dirigirse al Padre, pero no debemos olvidar la reverencia.


G. Peligros de la oración.
(1) No ores para ser visto de los demás. Mateo 6:5-6.
(2) No le pidas a Dios que haga algo que tú puedes hacer. Ningún cristiano sano se metería en la calle entre autos en movimiento y luego le pediría a Dios que lo devuelva a la vereda. Dios le dio piernas para hacerlo por sí mismo.
(3) ¡No pidas algo que sabes que no deberías tener! Dios a veces concede tales peticiones pero envía frustraciones al alma. Salmos 106:15.
(4) Evita vanas repeticiones. Mateo 6:7; Eclesiastés 5:2.


H. Otras sugerencias.
1. Si tú encuentras que tu mente se distrae cuando estás de rodillas, trata de orar en voz alta. Esto te ayudará grandemente a concentrarte.
2. No te desanimes si tu respuesta no llega inmediatamente. Las respuestas de Dios nunca son demasiado tempranas como para perder la bendición de esperar en Él, y nunca demasiado tardías como para pensar que hemos confiado en Él en vano.
3. Si la respuesta de Dios no es exactamente lo que has pedido, recuerda esto: Dios se reserva el derecho de darnos algo mejor que lo que pedimos. No sabemos qué es lo mejor para nosotros, pero Él sí, y así Él nos da lo que nunca podríamos pedir o pensar. 2Corintios 12:8-9.


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