El Poder de la Verdad
Ayudando a Su Marido Librarse de la Pornografía de la Internet
La pornografía es un pecado sexual en su propia clase. Su flecha se dirige al miedo más profundo de la mujer-que el corazón de su marido no le sea fiel. Toca su inseguridad más profunda-que de alguna manera, esas imágenes pornográficas son realmente lo que desea su marido. Y deja una herida mortal en su esperanza-no importa lo que ella hace, ella nunca puede parecer como esas mujeres “perfectas”. La herida abierta comienza con descubrir esta clase de pecado en el hombre que usted ama.
La pornografía es un pecado sexual en su propia clase. Su flecha se dirige al miedo más profundo de la mujer-que el corazón de su marido no le sea fiel. Toca su inseguridad más profunda-que de alguna manera, esas imágenes pornográficas son realmente lo que desea su marido. Y deja una herida mortal en su esperanza-no importa lo que ella hace, ella nunca puede parecer como esas mujeres “perfectas”. La herida abierta comienza con descubrir esta clase de pecado en el hombre que usted ama.
Pero a medida que la frescura de la herida desminuya, clamando al Señor le provee una determinación renovada para luchar por su matrimonio y por su marido. Usted puede tomar varias medidas concretas en esta batalla contra la maldad de la pornografía.
¿Cómo Comienza el Proceso de Cambio?
Un cambio siempre comienza con un proceso de auto-evaluación. "¿Qué?" usted puede preguntar. "¡Él es quién ha pecado! ¡Yo he sido fiel!" Con todo, antes de procurar a corregir a otra persona, Jesús pide que primero nos miremos nosotros mismos (Mateo 7:3-5). Aunque ninguno de los pecados de su marido es su culpa, usted debe tener una conciencia limpia antes de enfrentarlo. Reserve algunas horas para estar a solas. Tome su Biblia y su diario (si usted tiene uno). Medite en su corazón y sus actitudes. Confiese cualquier cosa al Señor que Él le muestre. Después arregle cualquier diferencia que usted pueda tener con su marido en otras áreas. Esto puede ser bien difícil, especialmente cuando el pecado de su marido es tan evidente e indudable. Pero si deseamos que el Señor bendiga nuestros esfuerzos en la restauración de nuestro matrimonio, no debemos comenzar con un corazón justo sino con un corazón humilde. Entonces el poder de Dios que obra brillará (Santiago 4:10).
Un cambio siempre comienza con un proceso de auto-evaluación. "¿Qué?" usted puede preguntar. "¡Él es quién ha pecado! ¡Yo he sido fiel!" Con todo, antes de procurar a corregir a otra persona, Jesús pide que primero nos miremos nosotros mismos (Mateo 7:3-5). Aunque ninguno de los pecados de su marido es su culpa, usted debe tener una conciencia limpia antes de enfrentarlo. Reserve algunas horas para estar a solas. Tome su Biblia y su diario (si usted tiene uno). Medite en su corazón y sus actitudes. Confiese cualquier cosa al Señor que Él le muestre. Después arregle cualquier diferencia que usted pueda tener con su marido en otras áreas. Esto puede ser bien difícil, especialmente cuando el pecado de su marido es tan evidente e indudable. Pero si deseamos que el Señor bendiga nuestros esfuerzos en la restauración de nuestro matrimonio, no debemos comenzar con un corazón justo sino con un corazón humilde. Entonces el poder de Dios que obra brillará (Santiago 4:10).
Confrontar con Amor
Usted no puede negar el hecho de que su marido tiene un problema. Mientras que usted no tiene el poder para cambiar a su marido, usted, por supuesto, puede rechazar ayudarle en su pecado. Ignorar el problema es como darle el permiso a continuar en su pecado. Déjele saber que usted sabe que él tiene un problema. La idea que toda está bien en su matrimonio debe terminar. Una herida seria existe, y debe ser tratada; no debe haber más fingimiento.
Usted no puede negar el hecho de que su marido tiene un problema. Mientras que usted no tiene el poder para cambiar a su marido, usted, por supuesto, puede rechazar ayudarle en su pecado. Ignorar el problema es como darle el permiso a continuar en su pecado. Déjele saber que usted sabe que él tiene un problema. La idea que toda está bien en su matrimonio debe terminar. Una herida seria existe, y debe ser tratada; no debe haber más fingimiento.
Buscar Ayuda de Afuera
Resista esconder esto de los ojos de otros. Hable con algunas personas con que usted confía para que ellos sepan la verdad sobre su marido. Esto puede incluir a una amiga piadosa que pueda orar por usted. Debe incluir a alguien que pueda ofrecerle a usted y a su marido buenos consejos-alguien como su pastor o una terapeuta cristiana piadosa. Compartiendo nuestras luchas con otros siga la exhortación de las Escrituras "ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo." (Gálatas 6:2 NVI)
Resista esconder esto de los ojos de otros. Hable con algunas personas con que usted confía para que ellos sepan la verdad sobre su marido. Esto puede incluir a una amiga piadosa que pueda orar por usted. Debe incluir a alguien que pueda ofrecerle a usted y a su marido buenos consejos-alguien como su pastor o una terapeuta cristiana piadosa. Compartiendo nuestras luchas con otros siga la exhortación de las Escrituras "ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo." (Gálatas 6:2 NVI)
Saber cuando Perdonar
Como en cualquier relación, los problemas profundos de un matrimonio se deben resolver a través del proceso de perdón. El perdón asume que un mal profundo ha sido hecho-un mal que era doloroso. El perdón invita al perdonador a dejar el derecho de ser compensado por ese mal. No pide ningún castigo, ningún pago en recompensa. El perdón libera al delincuente.
Cuando usted se sienta traicionada por su marido, posiblemente la última cosa que usted quiere hacer es perdonarlo. Pensamos que cuando alguien realmente nos ha lastimado, no tenemos que perdonarlo. Pensamos que tenemos el derecho de estar enojados porque lo que él ha hecho es tan malo. Nos gusta la sensación de auto-justificación que demuestra una fuerte pretensión de superioridad moral. Puesto que nos sentimos que tenemos el derecho, no queremos dejarlo. Pero sin perdonar, la restauración nunca sucederá. Si usted desea restaurar su matrimonio, usted debe estar dispuesta a perdonar a su marido por lo que él ha hecho.
Como en cualquier relación, los problemas profundos de un matrimonio se deben resolver a través del proceso de perdón. El perdón asume que un mal profundo ha sido hecho-un mal que era doloroso. El perdón invita al perdonador a dejar el derecho de ser compensado por ese mal. No pide ningún castigo, ningún pago en recompensa. El perdón libera al delincuente.
Cuando usted se sienta traicionada por su marido, posiblemente la última cosa que usted quiere hacer es perdonarlo. Pensamos que cuando alguien realmente nos ha lastimado, no tenemos que perdonarlo. Pensamos que tenemos el derecho de estar enojados porque lo que él ha hecho es tan malo. Nos gusta la sensación de auto-justificación que demuestra una fuerte pretensión de superioridad moral. Puesto que nos sentimos que tenemos el derecho, no queremos dejarlo. Pero sin perdonar, la restauración nunca sucederá. Si usted desea restaurar su matrimonio, usted debe estar dispuesta a perdonar a su marido por lo que él ha hecho.
Mientras podemos ofrecer el perdón a otra persona, y nosotros mismos podemos tener un corazón que perdona, el proceso es incompleto sin la participación del delincuente. Quizás su marido no piensa que mirar la pornografía es pecado. Tal vez él intentará culparla a usted por sus acciones, justificando su comportamiento y cambiando las conversaciones para que ellas sean sobre usted y no sobre él. En esta situación, recuerde que usted no está loca. Esto es un problema. Y aunque usted no puede cambiar a su marido, usted puede rechazar que él siga igual en su mal comportamiento y pecado.
¿Qué Hago si Él no Cambia?
Dependiendo de la gravedad del problema de su marido, varias medidas se pueden tomar en esta área. Primero, comuníquele a las personas que Dios ha puesto como pastores espirituales en su vida (como un pastor o un líder de un estudio Bíblico) que su marido tiene un problema grave con la pornografía. Pídales a ellos que se involucren. En segundo lugar, busque consejos para usted misma de un líder o un profesional. Tercero, determine si el nivel de la participación en la pornografía de su marido le presenta una amenaza física.
Dependiendo de la gravedad del problema de su marido, varias medidas se pueden tomar en esta área. Primero, comuníquele a las personas que Dios ha puesto como pastores espirituales en su vida (como un pastor o un líder de un estudio Bíblico) que su marido tiene un problema grave con la pornografía. Pídales a ellos que se involucren. En segundo lugar, busque consejos para usted misma de un líder o un profesional. Tercero, determine si el nivel de la participación en la pornografía de su marido le presenta una amenaza física.
¿Sabe si él ha visitado a prostitutas? ¿Puede usted contagiarse con una enfermedad transmitida sexualmente? Si su marido está involucrado sexualmente con otras mujeres, él no puede esperar tener una relación sexual normal con usted. Cuarto, aprenda a fijar límites en cuanto a lo que usted va a aguantar. Esto incluye cosas como decirle no si desea intimidad sexual mientras que él esté involucrado sexualmente con otras y pedirle que él elimine todo la pornografía de su hogar.
Fijar límites no significa que usted debe discutir con su marido sobre su pecado. Hable la verdad en amor, pero no discuta. Cuando su marido pueda discutir con usted, él lo encontrará más fácil no enfrentarse con el Señor. ¡Una esposa que quiere discutir realmente puede ser una distracción de lo que el Señor quiere lograr en la vida de un marido! Háblele la verdad a su marido, después quítese y permita que Dios obre. Solamente Él puede cambiar el corazón de su marido. Su mejor arma en esta batalla no es su capacidad de convencer a su marido que él está equivocado. Su mejor arma es su capacidad de orar o interceder por él. Como un hombre sabio una vez dijo, "Cuando trabajamos, trabajamos. Cuando intercedemos, Dios obra."
Restauración puede Ocurrir
Tantas parejas han encontrado la restauración y sanidad de su matrimonio después de este tipo de desastre. La restauración requiere mucho esfuerzo, corazones sensibles, y mucho perdón y arrepentimiento, pero los hombres, si pueden encontrar liberación en esta lucha. Si usted se encuentra en una situación donde usted y su marido están luchando por el cambio y el proceso ha sido difícil, no tire la toalla. Hábitos pecaminosos no se apoderan de nuestras vidas en una noche, y se requiere varias semanas para conquistarlas. Pero con cada uno de ustedes trabajando juntos, el cambio es posible. Y con el cambio puede venir nueva intimidad, unidad, y transparencia para los dos. Nuestro Señor es un Dios de rescate, y mientras vivamos, nunca es demasiado tarde.
Tantas parejas han encontrado la restauración y sanidad de su matrimonio después de este tipo de desastre. La restauración requiere mucho esfuerzo, corazones sensibles, y mucho perdón y arrepentimiento, pero los hombres, si pueden encontrar liberación en esta lucha. Si usted se encuentra en una situación donde usted y su marido están luchando por el cambio y el proceso ha sido difícil, no tire la toalla. Hábitos pecaminosos no se apoderan de nuestras vidas en una noche, y se requiere varias semanas para conquistarlas. Pero con cada uno de ustedes trabajando juntos, el cambio es posible. Y con el cambio puede venir nueva intimidad, unidad, y transparencia para los dos. Nuestro Señor es un Dios de rescate, y mientras vivamos, nunca es demasiado tarde.
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