EL CORDERO ENMUDECIDO
PROFECÍA PROCLAMADA: Isaías
53:7
Escuché
una historia acerca de un hombre que trabajaba en un matadero de ganado. A este
trasquilador nunca le molestó su trabajo hasta que un día el matadero empezó a
procesar corderos. Un cordero pasó por la rampa, y él dijo: “Es mi
responsabilidad cortar la garganta del cordero. Nunca lo he hecho antes. Yo
miraba cómo el ganado forcejeaba y luchaba, pero el cordero sencillamente
levantó su barbilla. Puse la navaja, y la sangre roja se derramó sobre mi mano.
El corderito me miró y luego lamió la sangre de mi mano”. Él concluyo: “Baje el
cuchillo y renuncié a mi trabajo. No podía hacerlo. No podía tomar la vida de
un corderito tan manso, tan tierno.
Creo
que una de las mejores Escrituras en la Biblia se encuentra en Juan 10:18 donde Jesús
dijo de su vida: “Nadie me la quita, sino
que Yo de Mí mismo la pongo.” Jesús no cometió pecado, ni tenía la
sentencia de la muerte sobre Él. No existía razón por la cual Jesús tuviera que
morir, y Él no hubiera muerto a menos que Él pusiera su vida. Cuando Jesús
murió Él no murió como una víctima impotente, ni lo asesinaron contra su
voluntad. Jesús no murió como un mártir, sino voluntariamente, como substituto…
enmudecido.
PROFECÍA CUMPLIDA: Mateo
27:12-14
Al
leer el pensamiento de hoy: Esté quieto ante Dios y agradézcale por su Cordero
enmudecido. Agradézcale a Dios que Jesús no se defendió, dejándole a usted solo
para que defendiera su propia culpa y vergüenza.
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