Pidiendo Direcciones
El que atiende a la palabra, prospera. ¡Dichoso el que confía en el SEÑOR! Proverbios 16:20, nvi
Un viejo marinero repetidamente se perdía en el mar, así que sus amigos le regalaron una brújula y le instaron que la usara. La próxima vez que salió en su bote, siguió el consejo de ellos y se llevó la brújula consigo, pero con todo se perdió.
Finalmente sus amigos lo rescataron. Disgustados e impacientes con él le preguntaron: “¿Por qué no usaste la brújula te dimos? ¡Podías habernos ahorrado un montón de problemas!” El marinero respondió: “¡No pude hacerlo! Yo quería ir al norte, pero por más que trataba que la aguja apunte al norte, la aguja seguía apuntando hacia el sureste.” El viejo marinero estaba tan seguro de que sabía adónde quedaba el norte, que obstinadamente trató de imponer su propia persuasión personal sobre la brújula. Como no pudo hacerlo, puso a un lado la brújula como inútil y no logró aprovechar el beneficio de la guía que la brújula le ofrecía.
La Palabra de Dios es su brújula. Úsela diariamente para verificar la dirección, para cerciorarse de que está marchando en la dirección correcta. La obstinación o ajetreo puede desviarlo de rumbo, pero la Palabra de Dios está allí esperando que usted vuelva a ella. No tenga miedo de preguntarle a Dios las direcciones.
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