Cada uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado.
Deuteronomio 16:17
Una iglesia de Atlanta hace poco se vio frente a un dilema muy interesante. Alguien que asistió a una de sus reuniones depósito un documento especial en el plato de la ofrenda. Era el número ganador de la lotería del Estado, y valía muchos miles de dólares. Tal ofrenda generaría toda una variedad de opiniones en muchas iglesias. Pero la mayoría de los que somos creyentes concordaríamos en que el secreto de la mayordomía sustentable no está en la lotería, sino en el señorío de Jesucristo.
Si Jesús es el Señor de todo, es Señor de nuestras finanzas, gastos y ofrendas. Es Señor de nuestras entradas y gastos. Es Señor de nuestra participación financiera en su obra. Cuando respaldamos los ministerios que Él pone en nuestro corazón, en realidad no estamos contribuyendo para esos ministerios. Estamos dándoselo al Señor Jesucristo.
Estos días son críticos para la obra de Dios y para sus obreros. En muchos lugares el progreso está deteniéndose por falta de fondos. Tal vez demasiados cristianos están gastando demasiado en sí mismos cuando deberían economizar y contribuir para el reino de Dios. La causa de Cristo no va a avanzar con billetes de lotería ni con estilos suntuosos de vida, sino por la fidelidad de los que le proclaman Señor de todo.
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