En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
Juan 15:8
Pregunta: ¿Cuál es la pregunta que (probablemente) se hace más a menudo en las reuniones y compañerismos de la iglesia en donde se encuentran extraños?
Respuesta: “Así que, ¿a qué se dedica usted?”
Preguntar a una persona en cuanto a su profesión o empleo es definitivamente un rompehielos seguro, bueno por un par de minutos de charla ligera; y el doble de ese tiempo si la pregunta es recíproca: “Y, ¿a qué se dedica usted?”
En realidad, todo creyente podía contestar la respuesta con la misma plantilla: “Yo sirvo al Señor Jesucristo trabajando en (mencione su profesión o empleo).” Como esclavos de Jesucristo (Romanos 1:1), en realidad tenemos sólo un trabajo en la vida: Servir a Jesucristo. Podemos tener diferentes profesiones u oficios, pero en última instancia servimos a Jesucristo. Así como Cristo vino al mundo para realizar la voluntad de su Padre (Juan 6:38), así nosotros vamos al mundo para realizar la voluntad de Cristo (Mateo 28:19-20; Juan 20:21). Logramos dos cosas al hacerlo: Nos ganamos nuestro pan cotidiano mediante nuestro trabajo, y extendemos el reino de Dios al expresarle a otros la vida y los valores de Cristo.
Así que, ¿a qué se dedica usted? Y, ¿cómo puede servir a Cristo y mediante su profesión u oficio?
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