¡Adiós, Ansiedad!
Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
1 Pedro 5:7
En Cartas del diablo a su sobrino, de C. S. Lewis, el diablo principal, Screwtape, le explica al diablo menor, Wormwood, por qué deben tentar a los seres humanos a afanarse y a no confiar en Dios: “No hay nada como el suspenso y la ansiedad para poner una barricada en la mente humana contra el enemigo. Él [Dios] quiere que los hombres se preocupen por lo que hacen; nuestra tarea es impedirles que piensen lo que les sucederá.”[1]
Pero al batallar con las cargas diarias de la vida, ¿cómo no afanarnos por nuestro mañana? El apóstol Pedro explica la solución sencilla pero profunda al afán: “Humillaos, pues, . . . echando toda vuestra ansiedad sobre él” (1 Pedro 5:6-7). Entregarnos a Dios y confiarle nuestros problemas es una defensa singular contra el afán.
¿Está usted sometiéndose con paciencia a la voluntad de Dios? ¿Qué gana con preocuparse por su mañana? Humíllese delante de Él. Dios es un proveedor todo suficiente. ¡Él se preocupa por usted!
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