El Poder De Uno
Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él.
Hechos 8:31
Felipe y el eunuco etíope. Mientras estos dos hombres hablaban de una profecía de Isaías, el Espíritu de Dios intervino. Felipe habló del evangelio, lo cual resonó en su oyente. El eunuco pidió que lo bautizara, e hizo una sencilla confesión de fe. Cambiado para siempre, el etíope se regocijó (versículo 39).
Un hombre y un siervo. Esa es la relación personal sencilla ante el relato. Dios usó a uno de sus seguidores para ministrar a una persona. Sacó a Felipe de las multitudes de Samaria para que le hablara a un viajero solitario en un camino rural; para ayudar a un hombre que buscaba significado.
Esto ilustra de manera hermosa el corazón de Dios. Él se preocupa por el individuo, y busca a la oveja perdida, dejando a las 99 en el campo (Lucas 15:4-7). Él ama profundamente a cada uno de sus hijos; los conoce de manera íntima (Salmo 139:1).
Cuando usted conoce a Cristo, puede reflejar el mismo amor al individuo. ¿Conoce usted a alguien que necesita conocer a Cristo? Pídale a Dios que le dirija a alguien que lo necesita a Él, y ábrale las Escrituras. Usted puede regocijarse cuando responden al llamado de Dios.
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