LAS SIETE PALABRAS DE JESÚS
Introducción.
Cuando Karl Marx yacía en su lecho de muerte, en marzo de
1883, su sirviente quiso anotar sus últimas palabras. Marx replicó mordazmente:
"¡Márchate! ¡Fuera! ¡Eso de las últimas palabras es para los tontos que no
han dicho lo suficiente!"
¿Lo es, en realidad? ¿Se podría decir eso con respecto a
las últimas palabras de Jesús, dichas desde la cruz?
Estas siete expresiones desde la cruz son "ventanas
que nos permiten mirar dentro de la eternidad y ver el corazón de Dios."
CAPÍTULO I
"Padre, Perdónalos"
El día en que Kari Marx murió, el 14 de marzo de 1883, su
sirviente se le acercó y le dijo: "Dime
tus últimas palabras, para yo anotarlas." Marx contestó: "¡Márchate!
¡Fuera! ¡Eso de últimas palabras es para los tontos que no han dicho lo
suficiente!"
Las últimas palabras pueden ser muy reveladoras. P. T.
Barnum, fundador del circo que lleva su nombre, dijo, al estar muriéndose: "¿Cuánto fueron las entradas de
hoy?" Napoleón dijo: "¡Jefe
del ejército!" El gran predicador bautista, Carlos Spurgeon, dijo como
sus últimas palabras: "Jesús murió
por mí." Juan Wesley, el fundador del metodismo, dijo: "Lo mejor de todo es que Dios está con
nosotros."
En estos estudios consideraremos las siete expresiones que
nuestro Señor pronunció desde la cruz-Sus siete últimas palabras desde la cruz.
Estas expresiones son muy importantes para nosotros, no
sólo debido a la Persona
que las pronunció, sino también debido al lugar desde donde fueron dichas.
Cuando nuestro Señor estaba realizando Su más grande obra sobre la tierra,
estaba también pronunciando algunas de Sus más grandes palabras. Estas siete
últimas palabras desde la cruz son como ventanas que nos permiten mirar dentro
de la eternidad y ver el corazón de Dios.
La primera de estas siete expresiones se halla en Lucas 23:33,34: "Y cuando llegaron
al lugar llamado de la
Calavera , le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la
derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no
saben lo que hacen."
Para nosotros algunas veces es muy difícil perdonar. ¡Qué
fácil es albergar un espíritu no perdonador! Alguien nos hiere, alguien dice
algo en contra de nosotros, y nuestro corazón se resiste a perdonar a tal
persona. Escuche esta oración:
"Padre, perdónalos, porque no saben lo que
hacen" (v. 34), y note los aspectos asombrosos que hay en tal
expresión. Si logramos captar las cosas maravillosas de esta expresión, pienso
que eso nos capacitará para perdonar y para experimentar el gozo que viene
cuando perdonamos.
1.
La Invocación
La primera cosa maravillosa es la invocación: "Padre" (Lc.
23:34). Nuestro Señor invocó a Dios tres veces mientras estaba en al cruz. Su
primera expresión fue: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que
hacen" (v. 34); luego, la cuarta expresión: "Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has desamparado?" (Mt. 27:46); y después, su expresión final: "Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu"(Le. 23:46).
Cuando nuestro Señor entró en Su sufrimiento, cuando
nuestro Señor estaba soportando el sufrimiento, y cuando nuestro Señor emergió
victorioso de Su sufrimiento, invocó a Su Padre en los cielos. Nada era amenaza
para Su relación con Su Padre.
He escuchado a cristianos decir: "¡No puedo hablar con
Dios! ¡No puedo orar! ¡Ya no puedo seguir creyendo-después de la forma en que
la gente me ha tratado!" ¡Obsérvese
la manera en que trataron al Señor Jesús! Su nación pecó contra El, sus propios
discípulos le fallaron y huyeron, el Padre estaba permitiendo que el Hijo
sufriera; y sin embargo Jesús podía alzar Su mirada y decir: "Padre."
Vivía en comunión con Su Padre.
Cuando empezó Su ministerio, el Padre dijo: "Este es mi Hijo amado"
(Mt. 3:17). Ellos disfrutaban de un compañerismo de amor.
Tal vez usted está sufriendo ahora mismo. Se está diciendo:
"Me pregunto si realmente Dios me ama." Claro que lo ama, y siempre
lo hará, y El está obrando para lograr Su propósito en usted.
Cuando usted puede orar "Padre," entonces puede
usted recibir de Dios el poder, la gracia y el auxilio que El tiene a su
disposición para cuando usted está sufriendo. Sé que no es fácil sufrir. El
dolor hiere. Un corazón destrozado duele mucho más que un brazo partido. Pero
cuando usted puede decir:
"Padre," entonces usted puede alzar su vista al
cielo y saber que Dios está sonriéndole. Lo
asombroso de la invocación-"Padre." Si usted desea ser capaz
de perdonar a otros, este es un buen lugar para empezar asegúrese de que usted
mantiene una correcta relación con su Padre que está en los cielos.
2.
La Petición
Segundo, encontramos la
maravilla de la petición-"Padre, perdónalos" (Le. 23:34). Las palabras del idioma original
griego indican que nuestro Señor repetía esta oración. Varias veces dijo:
"Padre, perdónalos." Cuando
lo colocaban sobre la cruz, todavía en el suelo, El decía: "Padre, perdónalos."
Cuando clavaban Sus manos y Sus pies a la cruz, El oraba de nuevo: "Padre,
perdónalos." Cuando alzaban la cruz y la colocaban en el hueco preparado
en la tierra, nuestro Señor oraba:
"Padre, perdónalos." Cuando colgaba entre el cielo
y la tierra, Él oraba repetidamente: "Padre, perdónalos."
El podía haber orado: "Padre, júzgalos; Padre,
castígalos." Podía haber llamado varias legiones de ángeles para que
vinieran a librarlo, pero no lo hizo. Muchas veces usted y yo hemos deseado
hacer que caiga fuego del cielo sobre alguien, y hemos orado: "Padre, júzgalo; Padre, hazle daño."
Pero nuestro Señor oraba con un corazón de amor: "Padre, perdónalos."
a.
Dando Cumplimiento a la
Palabra de Dios
¿Por qué elevó El esta oración? En primer lugar,
El estaba dando cumplimiento a la Palabra de Dios. En Isaías 53:12 (el gran
capítulo del Calvario en el Antiguo Testamento), leemos lo siguiente:
"Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con
los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y
fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado
por los transgresores." Nuestro Señor Jesucristo oró a favor de aquellos
que estaban pecando, por cuanto El estaba cumpliendo la Palabra de Dios.
b.
Practicando Su Mensaje
En segundo lugar, El estaba practicando
el mismo mensaje que había predicado. Predicó el perdón. En Sus mensajes dijo a
la gente: "Si ustedes no perdonan de corazón, Dios tampoco puede
perdonarles." Esto no quiere decir que el perdón está basado en nuestras propias
buenas obras. No.
Lo que sí significa es que si mi corazón no está dispuesto
a perdonarle a usted, de nada me sirve venir y pedir a Dios perdón para mí
mismo.
Debe recordarse que todo
esto aconteció durante el reinado de César, en tiempos del imperio romano.
¿Sabía usted que los romanos adoraban a la venganza? La Venganza era una de sus
diosas.
Nuestro Señor Jesucristo
no adoraba a la venganza, ni tampoco debemos hacerlo nosotros. El oró:
"Padre, perdónalos" y, al hacerlo así, dio cumplimiento a la Palabra y practicó Su
propio mensaje de perdón.
c.
El Propósito de Su
Muerte
Por supuesto, y en tercer lugar, este fue
el propósito de Su muerte. Nuestro Señor Jesucristo estaba en la cruz por
cuanto Dios perdona a los pecadores.
Este es el mensaje del evangelio. Usted y yo no tenemos que
andar por ahí arrastrando el peso y la carga del pecado. No tenemos que cargar
con la culpa del pecado. ¡Podemos ser perdonados!
En Lucas 5:20 se registra que nuestro Señor dijo al
paralítico: "Tus pecados te son perdonados." A la mujer pecadora que
le buscó y vino hasta El, le dijo: "Tus pecados te son perdonados. . . . Ve
en paz" (7:48,50). El perdón es todo lo que significa la cruz y, por
supuesto, el perdón no es barato; es muy costoso. Le costó a Jesús Su vida.
Usted y yo no tendremos problemas para perdonar a otros si
estamos en buena relación con nuestro Padre y si obedecemos la Palabra de Dios,
recordando que nosotros mismos hemos sido perdonados. Aquellos que no perdonan
están derribando el puente por el cual ellos mismos tienen que atravesar. Tal
vez usted arguya: "Pero, pastor Wiersbe, usted no tiene idea de cómo me ha
tratado la gente." Puede ser. Pero sí tengo una idea clara de cómo la
gente trató a Jesús; y sin embargo, El pudo decir:
"Padre, perdónalos,
porque no saben lo que hacen" (23:34). Eso es lo maravilloso de la
invocación y lo maravilloso de la petición.
3.
El Argumento
Hay una tercera
maravilla-la maravilla del argumento: "Porque no saben
lo que hacen" (Lc.23:34). Nuestro Señor no sólo pidió perdón para Sus
enemigos, sino que nuestro Señor también arguyó a favor de ellos. Es como si El
se hubiera colocado como abogado y dicho a Su Padre: "Permíteme darte una
razón por la cual debes perdonarles."
a.
La frase ha sido
enormemente mal entendida.
La expresión no significa que todo mundo es perdonado
automáticamente. Tampoco significa que la ignorancia trae perdón. La ignorancia
no es excusa ante los ojos de la ley.
Recuerdo una vez, manejando en la ciudad de Chicago, di
vuelta a la izquierda en cierta esquina. Casi de inmediato vi la luz roja
intermitente de un carro de policía detrás del mío, que me ordenaba detenerme
al borde de la calle. El policía se acercó y me dijo: "Caballero, usted
hizo un viraje ilegal." Yo había hecho ese viraje muchísimas ocasiones,
pero habían cambiado la regulación del tráfico, y habían puesto un letrero
"Prohibido dar vuelta a la izquierda," que yo no había notado.
"Lo siento mucho," le dije al oficial, "yo no lo sabía."
¿Sabe usted lo que me contestó? "Caballero, eso no cambia las cosas."
La ignorancia no es excusa ante los ojos de la ley.
b.
Ignorantes en Cuanto a
Su Persona
Entonces, ¿qué es lo que estaba diciendo nuestro Señor?
¿Qué es lo que ellos no sabían? Por un lado, eran ignorantes en cuanto a Su
Persona. Se burlaban de El como profeta. Le decían: "Profetiza, ¿quién es
el que te golpeó?" (Lc. 22:64). Se mofaron de El como rey-le pusieron un
manto encima, le dieron una caña como cetro y le pusieron una corona de
espinas. Se rieron de Su reclamo de ser el Hijo de Dios, el Cristo. "Si tú
eres el Cristo, bájate de la cruz," le desafiaban (véase 23:37). Eran
ignorantes en cuanto a Su Persona.
Nosotros sabemos quién es Jesús. Tenemos un Nuevo
Testamento completo, y tenemos casi dos mil años de historia del cristianismo.
Sabemos quién es Jesús-el mismo Hijo de Dios.
c.
Ignorantes en Cuanto a
sus Propias Acciones
También estaban
ignorantes en cuanto a sus propias acciones. No se daban cuenta que lo que
estaban haciendo era un cumplimiento de la Palabra de Dios. Se repartieron
entre sí los vestidos (Lc. 23:34), y eso cumplía el Salmo 22:18. Le dieron
vinagre a beber (Lc. 23:36), y eso cumplía el Salmo 69:21. Fue crucificado con
los transgresores (Lc. 23:33), y eso cumplía Isaías 53:12.
d.
Ignorantes de su Pecado
Pero sobre todo, eran ignorantes de la enormidad de sus
propios pecados. No se daban cuenta de cuan grandes pecadores eran. En el
Antiguo Testamento, la ley judía dictaba algunas provisiones para los pecados
de ignorancia. La ofrenda por el pecado descrita en Levítico 4 era hecha por
los pecados de ignorancia que eran descubiertos. Jesús estaba diciendo: "Padre,
Mi pueblo no entiende; son ignorantes. Estoy muriendo por ellos.
Ellos no saben lo que hacen; Yo sé lo que estoy
haciendo-estoy muriendo en su favor. Por tanto, perdónalos." Eso es la
maravilla del argumento.
4.
La Respuesta
¿Qué consiguió esta oración, en cuanto se refiere a la
voluntad de Dios? Obsérvese lo asombroso de la respuesta. ¿Cuál fue la
respuesta de Dios? El juicio no sobrevino. Dios todavía envió Su mensaje de
salvación a los judíos. En Hechos 3:17 el apóstol Pedro dijo a los líderes
judíos: "Sé que por ignorancia lo
habéis hecho." El apóstol Pablo también, en 1 Timoteo 1:13, dijo:
"Lo hice por ignorancia, en
incredulidad." Dios fue paciente con Israel, y fue paciente con
Saulo de Tarso. Mucha gente en Jerusalén llegó a conocer a Cristo como
Salvador; y, por supuesto, Saulo fue salvado y llegó a ser el gran apóstol
Pablo.
Como se puede ver, Dios no siempre juzga el pecado
inmediatamente. Dios, en Su misericordia, pospone el juicio debido a que Su
Hijo oró: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc.
23:34). Usted y yo vivimos en un día de gracia, no en un día de juicio. El
nuestro es todavía un día en el cual Dios quiere reconciliar a los pecadores
consigo mismo. Es una oración maravillosa, ¿verdad? Y Dios contestó esa
oración. El puede perdonarlo a usted si usted se entrega a Cristo.
Carlos Wesley escribió
en uno de sus himnos:
Cinco sangrantes heridas
lleva,
Que en el Calvario recibió;
Efectivas plegarias ellas manan,
fervientemente rogando por mí,
"Perdónalo, perdónalo," ellas claman,
"No dejes que muera ese redimido pecador"
Efectivas plegarias ellas manan,
fervientemente rogando por mí,
"Perdónalo, perdónalo," ellas claman,
"No dejes que muera ese redimido pecador"
"Padre, perdónalos,
Porque no saben lo que
hacen."
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