PROFECÍA PROCLAMADA:
Salmo 118:21-23
Cuando
Salomón quería edificar el templo, el dijo que debía ser edificado sin el
sonido de un cincel. Así que las piedras del templo fueron cortadas de una gran
cantera debajo del Monte del Templo. Aquellas piedras masivas eran cortadas
exactamente a la medida.
La
tradición judía relata que había una piedra, una piedra muy especial que fue
cortada y envida al Monta del Templo. Fue ubicada en el patio con los obreros
laborando a su derredor. En ocasiones se tropezaban e incluso se magullaban sus
espinillas con esta.
Ellos
no sabían qué era y después de un tiempo fue movida a un lado. Finalmente cayó
en un arroyo en el valle de Cedrón. Los arbustos crecieron a su derredor; y
cuando llegó el momento de colocar la piedra angular del templo, no la podían
encontrar. Finalmente tuvieron que descender a la maleza en el valle y subir la
piedra ubicándola en su lugar. “La piedra
que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo”
(1Pedro 2:7).
El
apóstol Pedro, de hecho, dijo después de la resurrección: “Escuchen, ustedes
pensaron que se habían desecho de Él. Pensaron que había terminado con Él.
Pensaron que lo rodaron del Monte del Templo al valle. Pensaron que estaba
entre la maleza. Pensaron que estaba en el sepulcro, pero `ha venido a ser la cabeza del ángulo´.”
PROFECÍA CUMPLIDA: Mateo
26:31,55-56
Al
leer el pensamiento de hoy: Ore por un mundo que continúa tropezándose con
Jesús aunque Él es la Piedra
angular.
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