LA TELEVISIÓN III
Se calcula que el 98 por ciento de los hogares norteamericanos tienen un televisor en sus casas. Dentro de los medios de comunicación, la televisión es el más accesible para los niños, ya que está presente en todos los hogares y no requiere de habilidades muy complejas para recibir la información, como sería, por ejemplo leer un periódico o una enciclopedia. La televisión permite una fácil y barata distracción. Solo tiene que apretar un botón y listo. Se ha estimado que para cuando los niños completen la escuela primaria, ellos habrán pasado frente a un televisor la misma cantidad de horas que se necesitan para graduarse en un colegio secundario. En los últimos cincuenta años, la televisión se ha convertido en una parte importante en la vida de nuestros niños. En efecto, estudios demuestran que los niños en los Estados Unidos pasan más tiempo mirando televisión que en cualquier otra actividad, con excepción de dormir. La realidad es que la televisión influencia de una manera poderosa en el sistema de valores y en el comportamiento de nuestros hijos, sobre todo, tomando en cuenta que un niño promedio mira de tres a cuatro horas diarias de televisión. Por ello, como padres deberíamos preguntarnos: ¿Cuántas horas diarias mis hijos están frente al televisor? ¿Cómo afecta la televisión en su sistema de valores y comportamiento? ¿Cuáles son los riesgos?
Por tanto le invito a continuar analizando las influencias negativas de la televisión en la vida de nuestra familia, en especial, en la vida de nuestros hijos. En programas anteriores dijimos que la primera influencia nociva de la televisión es la Violencia y la Agresividad. También dijimos que la segunda influencia nociva de la televisión es la Visión distorsionada que presenta del Sexo y de la Sexualidad.
Hoy analizaremos que la tercera influencia nociva de la televisión es que perturba la comunicación en el hogar y el tiempo en familia.
Un estudio realizado por la Universidad Estatal de Michigan reveló que "cuando a los niños de 4 y 5 se les dio a escoger entre renunciar a la televisión o renunciar a sus padres, una tercera parte escogió dejar a sus padres."
De acuerdo con otro estudio "un niño promedio de 5 años pasa solamente 25 minutos semanales en estrecha interacción con su papá, pero pasa 25 horas a la semana en estrecha interacción con el televisor."
Por otro lado, los padres a menudo se lamentan de no poder pasar más tiempo con sus hijos. Sin embargo, "dos tercios de los padres dicen estar dispuestos a aceptar un trabajo que requiriera más tiempo fuera de casa si se les ofreciera una mayor remuneración o una mejor posición jerárquica."
Los padres que están atrapados por el exceso de trabajo o compromisos sociales como por la falta de control sobre la televisión, terminan desembocando en la incomunicación familiar.
Un escaso control de la televisión es un desperdicio de oportunidades para que los niños aprendan como relacionarse con los demás, incluyendo a sus padres y parientes. Además, la juventud de hoy desea relacionarse con su familia. En una encuesta realizada a 750 niños de 10 a 16 años, "el 75% de los adolescentes dijeron que si ellos tuvieran la oportunidad de escoger entre ver televisión o pasar un tiempo significativo en familia, ellos optarían por el tiempo en familia." Sin embargo, un adolescente, con tristeza en su rostro, dijo: "Los padres han abusado de sus hijos para beneficiarse a sí mismos, convirtiendo a la televisión en una constante y cómoda niñera."
Yo estoy convencido que la pérdida de control del tiempo de la familia, es uno de los más graves problemas que enfrentan los padres el día de hoy. Reconocemos el hecho, de que valores completamente contrarios a los que quisiéramos que nuestros niños absorbieran, se están disparando - como metralleta - por medio de la televisión de nuestra sala. No nos damos cuenta que hasta el tiempo de la comida en familia ha sucumbido ante el ruido y las imágenes de la televisión. En lugar de utilizar el momento de la comida como un tiempo para compartir, dialogar, interactuar, escucharse y atenderse mutuamente, la realidad es que lo utilizamos para clavar nuestros sentidos en la televisión. De esta manera, empleamos este preciado momento para actualizarnos en las noticias del mundo, ver el resumen deportivo, o para no perder el último capítulo de la novela.
La realidad cotidiana nos demuestra que la televisión va robándonos poco a poco la comunicación en el hogar. Cuando uno considera los resultados de las estadísticas, que nos demuestran que los padres promedios pasan casi 50 horas semanales viendo televisión y tan solo 27 minutos durante la misma semana para mirarse entre ellos y platicar asuntos de la familia, llegamos a la conclusión que el hogar va camino a la desintegración.
Estimados padres, detrás del impetuoso ataque verbal de sus hijos adolescentes, se encuentra un ser humano necesitado de atención, dialogo, amor y cariño. Tanto su cónyuge como sus hijos necesitan el tiempo que la televisión les roba a diario. Su familia necesita saber que usted les ama, está dispuesto a escucharles, animarles y guiarles. En otras palabras, usted necesita conversar con ellos.
Como lo manifestara el conferencista Josh McDowell "existen demasiados adolescentes convencidos de que sus padres no les aman. Cuando se les pregunta por qué se sienten así, muchos responden que simplemente no se sienten importantes puesto que sus padres no dedican un tiempo para estar con ellos."
La televisión se ha convertido en el principal verdugo de la familia, destruyendo las relaciones en millones de hogares. Con esto no estoy diciendo que es un pecado ver la televisión, pero si es destructivo el hecho de que la televisión se robe el tiempo de los cónyuges y de los hijos. ¿A quién le dará las horas que usted esté en su hogar? ¿Lo dará a la televisión o a su familia? Le ruego que hoy haga un compromiso para mejorar sus hábitos televisivos. No le pido que arroje a la basura su televisor, sino que solamente ordene sus hábitos de ver televisión. Yo creo que una o dos horas de televisión diaria y selectiva es más que suficiente... siempre y cuando primero haya tenido su tiempo diario con Dios y su tiempo diario con su familia, hablando específicamente de su cónyuge y sus hijos. Recuerde el siguiente dicho: ¡Usted puede quedarse con lo mejor de la televisión, sin que la televisión se quede con lo mejor de usted! Para que esto sea una realidad en su familia, paso a compartirle algunas sugerencias que le darán resultado.
En primer lugar, no encienda el televisor en los horarios de la comida familiar. Estamos hablando específicamente del desayuno, almuerzo, merienda y cena. Utilice estos momentos para conversar con la familia. Haga preguntas inteligentes y fomente la sana comunicación familiar.
En segundo lugar, no encienda el televisor en el momento de su llegada al hogar. Lo primero que usted debe hacer al llegar a su casa es abrazar a su cónyuge y a sus hijos. Salúdelos efusivamente y con mucho cariño, béseles y dígales que les ama. Procure averiguar cómo fue el día para cada uno de ellos.
En tercer lugar, no encienda el televisor hasta cerciorarse que primero la familia se haya comunicado entre sí. Si usted hace respetar este principio en su hogar, habrá logrado un 90% del éxito familiar. Con el tiempo cada integrante del hogar llegará a valorar la comunicación, siendo sensibles tanto para escuchar como para comunicar lo que se piensa.
En cuarto lugar, no encienda el televisor hasta cerciorarse que primero la familia se haya comunicado con Dios. Dios nos ha dejado solo dos medios para comunicarnos con Él. Un medio es la Biblia, a través de la cual Dios nos habla. El otro medio es la oración, a través de la cual Dios nos escucha. Dios quiere hablarte hoy, ¿porque no dedicas un tiempo para leer la Biblia? San Juan 3:16 dice, "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo único, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna." Dios quiere hablarte hoy y también desea escucharte... ¿Por qué no elevas una oración a Dios? Él está esperando escucharte. Que Dios te bendiga.
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