DÍA
22: EL AMOR ES FIEL
TE
DESPOSARÉ CONMIGO EN FIDELIDAD, Y TÚ CONOCERÁS AL SEÑOR. (Oseas
2:20) Como
cristianos, el amor es el fundamento de toda nuestra
identidad. Nuestro
renacimiento espiritual sucedió porque “de
tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna”
(Juan 3:16).
Jesús
declaró que el mandamiento más importante es “AMARÁS
AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN […] NI ALMA […] TU FUERZA
[…] TU MENTE; Y A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO” (Lucas
10:27). Las personas deben distinguirnos como discípulos de Cristo
por el amor que tenemos unos por otros (Juan 13:35). Nuestra
existencia está arraigada y cimentada en amor (Efesios 3:17) y este
amor debe expresarse con pasión y fervor (1 Pedro 4:8). Es una
cualidad en la que debiéramos “ABUNDAR” más
y más (1 Tesalonicenses 3:12),
ASÍ
QUE SI FUIMOS CREADOS PARA COMUNICAR AMOR:
¿QUÉ
HACES CUANDO ALGUIEN RECHAZA TU AMOR?
¿QUÉ
HACES CUANDO LA PERSONA A LA QUE LE ENTREGASTE TU VIDA DEJA DE
ACEPTAR EL AMOR QUE ERES LLAMADO A DAR?
El
relato del profeta Oseas en la Biblia es asombroso. Contra
toda lógica y decoro, Dios le ordenó que se casara con una
prostituta.
Quiso
que el matrimonio de Oseas mostrara cómo era el amor incondicional
del Cielo hacia nosotros. La unión de Oseas con Gomer produjo tres
hijos pero, como era de esperar, esta mujer no se conformó siéndole
fiel a un solo hombre. Así que Oseas tuvo que lidiar su corazón
roto y con la vergüenza del abandono. La amó, pero ella rechazó su
amor. Se
habían acercado, ella fue desleal y adúltera y lo rechazó por la
lujuria de completos extraños.
El
tiempo pasó y Dios volvió a hablarle a Oseas. Le dijo que fuera y
reafirmara su amor por esta mujer que le había sido infiel muchas
veces. Esta vez, ella había llegado a un nivel aún más bajo y
Oseas tuvo que rescatarla de la esclavitud, PERO
PAGÓ EL PRECIO DE SU REDENCIÓN Y LA LLEVÓ A SU CASA.
- Es cierto, ella había despreciado su amor.
- Había traicionado su corazón.
- Sin embargo, él volvió a recibirla en su vida y le expresó un amor incondicional.
- Es una historia verdadera, pero se utilizó como una imagen del amor de Dios hacia nosotros.
- Él nos colma de su favor aunque muchas veces no le prestamos atención.
En
ocasiones, hemos actuado de manera vergonzosa y hemos considerado su
amor como una intromisión, como si nos impidiera obtener lo que de
verdad queremos.
Lo
hemos rechazado de muchas formas (aun luego de recibir su regalo de
salvación eterna), y sin embargo:
- Sigue amándonos.
- Sigue siendo fiel.
No
obstante, su amor no evita que nos pida cuentas de nuestros malos
tratos hacia Él. A menudo, pagamos un precio más alto por nuestro
rechazo del que nos damos cuenta. Y sin embargo, ELIGE RESPONDER CON
GRACIA Y MISERICORDIA.
“En
Él tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros
pecados según las riquezas de su gracia”
(Efesios 1:7). En Dios vemos el modelo de lo que hace el amor
rechazado:
Permanece
fiel. Jesús nos llamó a esta clase de amor en el pasaje conocido
como el Sermón del Monte. Dijo: “AMAD
A VUESTROS ENEMIGOS; NACED BIEN A LOS QUE OS ABORRECEN; BENDECID A
LOS QUE OS MALDICEN; ORAD POR LOS QUE OS VITUPERAN” (Lucas
6:27-28). “Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?
Porque también los pecadores aman a los que los aman. Si hacéis
bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque
también los pecadores hacen lo mismo”
(Lucas 6:32-33).
“Amad
a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad no esperando nada a
cambio, y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del
Altísimo; porque Él es bondadoso para con los ingratos y perversos”
(Lucas 6:35).
Desde
la posición estratégica del altar de tu boda, nunca hubieras soñado
que esa persona con la cual te casaste se transformaría en una
especie de “enemigo”, alguien a quien tendrías que amar casi
como un acto de completo sacrificio. Y sin embargo, demasiadas veces
en el matrimonio, la relación se reduce a ese nivel.
Aún
al punto de la traición o, tristemente, de la infidelidad. Para
muchos es el comienzo del final. La respuesta de algunas personas es
pasar rápidamente a un divorcio trágico. Otros, por proteger más
su reputación que su propia felicidad, deciden mantener la farsa en
pie. Sin embargo, no tienen intención de adaptarse a la
situación… mucho menos, de volver a amar al otro. No
obstante, este no es el modelo del seguidor de Cristo. Si el amor
debe ser como el de JÉ1, debe amar aun cuando sus intentos de
acercamiento son rechazados. Y para que tu amor sea así, debes tener
el amor de Dios en primer lugar. Puedes darle amor inmerecido a tu
cónyuge porque Dios te dio amor inmerecido a ti, repetidas veces y
en forma duradera. A menudo, los que menos lo merecen son los que más
reciben expresiones de amor. Pídele que te llene con la clase de
amor que sólo Él puede proveer, y luego proponte dárselo a tu
pareja de una manera que refleje tu gratitud a Dios por amarte. Es lo
bueno del amor redentor. Es el poder de la fidelidad.
El
desafío de hoy
El
amor es una decisión, no un sentimiento. Es una acción que se pone
en marcha, no un acto reflejo. Hoy mismo, elige comprometerte con el
amor aún si a tu cónyuge ya casi no le interesa recibirlo. Dile hoy
con palabras parecidas a estas: “te amo. Elijo amarte aún si no me
retribuyes”. __Haz
una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy. ¿Por qué
es imposible esta clase de amor si el amor de Cristo no palpita en tu
corazón? ¿De qué manera su presencia en tu vida te capacita para
amar, aunque sea en forma unilateral? He
optado por el camino de la fidelidad. (Salmo 119:30 NVI)
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