“. . . Y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde."
Malaquías 3:10b
Un día un joven se presentó a la puerta de la casa de un misionero en África. Traía un pescado en el extremo de una cuerda. Cuando se le preguntó al respecto, contestó: “Usted nos enseñó a dar el diezmo, así que aquí está mi diezmo.” El misionero recibió el pescado agradecido, pero antes de que el joven pudiera irse, el misionero le preguntó: “¿Dónde están los otros pescados? Si este es el diezmo, deberías tener otros nueve pescados en la cuerda.” “¡Voy a pescarlos ahora mismo!”, contestó el joven.
¡Ese joven vivía una vida expectante! Sabía que Dios estaba esperando para bendecirlo. Planeó al respecto, y actuó de acuerdo a eso, y lo expresó con intrepidez, confianza y fe.
En el pasaje de hoy Dios habla por Malaquías, presentándonos el reto de probar su fidelidad. Cuando seguimos el plan de Dios para dar nuestras ofrendas, y le damos lo que le corresponde legítimamente en primer lugar, al dar el diezmo con fidelidad, Él nos asombra. Dios da una dádiva que está más allá de nuestra zona de comodidad, y cuida de que su bendición abunde hoy.
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