Alguien Viene
. . . aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
Tito 2:13
Una pareja se hallaba como a unas 400 millas náuticas de Hawaii en su barco de cómo diez metros de eslora, cuando el mar picado amenazaba con hundir su embarcación. Prepararon las balsas salvavidas, se pusieron los trajes de supervivencia, y por radio enviaron una señal de alarma con las coordenadas de su ubicación; y luego se abrazaron junto con sus dos perros y esperaron. Un buque de una empresa de cruceros oyó la señal de alarma y pudo rescatar a la pareja y a sus perros. Brandy Meissner dijo: “Sabía que alguien vendría. Simplemente no sabía cuánto tiempo llevaría . . .”
Esa es la perspectiva que los cristianos deben tener cuando se hallan en las tormentas de la vida: “Aun cuando no sabemos cuándo, sabemos que Alguien va a venir.” Ese Alguien es Jesucristo, por supuesto; y a su venida se le llama “la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa.” Perseveramos en los retos de la vida porque nuestra esperanza está edificada sobre la certeza del retorno de Cristo. Este mundo no es nuestro hogar; apenas estamos de paso.
Cuando las olas se encrespan, fije sus ojos en los cielos esperando a Aquel que prometió venir.
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