Ande Como Es Digno
Y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria.
1 Tesalonicenses 2:12
Por meses, una atleta se preparó para la maratón. Hizo ejercicio, comió alimentos saludables, y durmió lo suficiente. El día de la carrera empezó con buen paso, pero como a mitad del camino, empezó a dudar. ¿Tendría la resistencia? ¿Tendría la fuerza? Redujo el paso. La gente a lo largo de la ruta le animaba a que continúe: “¡Sigue! ¡Sigue! ¡Sigue!,” gritaban. Ella corrió con el corazón latiendo a toda marcha, y jadeando al respirar. Terminó la carrera.
Nosotros nos preparamos para nuestra “caminata de fe” al leer la Biblia, orar, y al tener comunión con otros creyentes. Cuando seguimos fielmente, Dios nos da la fuerza para vivir por Él. A veces, sin embargo, cuando atravesamos lugares difíciles, podemos empezar a dudar. Allí es cuando necesitamos que otros creyentes se pongan a nuestro lado y nos recuerden que ya tenemos la fuerza para andar como es digno de Dios.
Tal vez usted esté batallando hoy. Tal vez está preguntándose si puede andar como es digno, preguntándose si podrá lograrlo. Puede. Como aquella corredora, se ha preparado. No deje que las dudas lo estorben. Usted puede ganar la carrera. Dios ya le ha dado la fortaleza y la capacidad para andar como es digno de Dios. ¡Siga! ¡Siga! ¡Siga!
Y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria.
1 Tesalonicenses 2:12
Por meses, una atleta se preparó para la maratón. Hizo ejercicio, comió alimentos saludables, y durmió lo suficiente. El día de la carrera empezó con buen paso, pero como a mitad del camino, empezó a dudar. ¿Tendría la resistencia? ¿Tendría la fuerza? Redujo el paso. La gente a lo largo de la ruta le animaba a que continúe: “¡Sigue! ¡Sigue! ¡Sigue!,” gritaban. Ella corrió con el corazón latiendo a toda marcha, y jadeando al respirar. Terminó la carrera.
Nosotros nos preparamos para nuestra “caminata de fe” al leer la Biblia, orar, y al tener comunión con otros creyentes. Cuando seguimos fielmente, Dios nos da la fuerza para vivir por Él. A veces, sin embargo, cuando atravesamos lugares difíciles, podemos empezar a dudar. Allí es cuando necesitamos que otros creyentes se pongan a nuestro lado y nos recuerden que ya tenemos la fuerza para andar como es digno de Dios.
Tal vez usted esté batallando hoy. Tal vez está preguntándose si puede andar como es digno, preguntándose si podrá lograrlo. Puede. Como aquella corredora, se ha preparado. No deje que las dudas lo estorben. Usted puede ganar la carrera. Dios ya le ha dado la fortaleza y la capacidad para andar como es digno de Dios. ¡Siga! ¡Siga! ¡Siga!
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