Su Obra Cumbre
Cuanto está lejos el oriente del occidente, Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.
Salmo 103:12
“¡Culpable!” Eso es lo que su subconsciente le susurra mientras usted agoniza por algún pecado pasado. A veces pintada morbosamente en pinturas y música, la culpa puede ser una emoción devastadora. Pero para el cristiano, la culpabilidad debe impulsarnos a la confesión a Dios.
El rey David fue un hombre conforme al corazón de Dios, y sin embargo sucumbió al adulterio. Cualquiera que haya sido la alegría fugaz de que disfrutó, quedó aniquilada por la agonía de su culpabilidad. Procurando cubrir su pecado, cometió asesinato. Finalmente David confesó su pecado, y allí es cuando Dios intervino; Dios nos perdona cuando nos arrepentimos.
Escribiendo a la iglesia de Colosas, el apóstol Pablo pinta la remoción del pecado: “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros” (Colosenses 2:14). La palabra griega que se traduce “acta de los decretos” se refiere un certificado de deuda firmado por un deudor con su puño y letra. Dramáticamente, Pablo describe la permanencia del perdón de Dios como borrar la tinta del pergamino; borrando nuestra deuda.
No permita que el pecado ya confesado le prive de las bendiciones que son suyas en Cristo. Su deuda ha sido borrada.
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