¿Habrá algunos “pendientes” actualmente en su vida?

2. ¿Habrá algunos “pendientes” actualmente en su vida?

Siempre me ha impresionado la historia de lo que conocemos como “la Torre de Babel”, un grupo de personas de la antigüedad que tenían tal compromiso con la vida que, según esta historia, Dios tuvo que “descender” para detenerlos. Eran hombres con propósitos definidos, estaban obsesionados con construir una torre y una ciudad, cuya altura llegara a los cielos. Tenían un proyecto de vida. Sabían lo que querían hacer. Existía un fuego en su corazón que los consumía hasta ver el proyecto terminado. También eran hombres que establecieron una buena comunicación. Compartieron su visión, su sueño, y no sólo eso, sino que también la manera en que se lograría el proyecto.

A menudo nosotros tenemos metas muy buenas y ambiciosas, pero ¿lo saben los demás? ¿Estamos seguros de estar yendo al mismo lugar? Una cosa más que me llama la atención es el hecho de lo que la misma historia declara: “nada les hará desistir de lo que han pensado hacer”, a esto lo llamo determinación. Me sorprende el hecho de que este grupo de hombres carecía de los avances científicos y tecnológicos con los que contamos hoy en día, pero aún así persistieron.

La historia no acaba allí, dice que la manera en que dejaron de construir su proyecto fue confundiendo su lengua. Algunos conocedores opinan que esta fue la creación de los diversos lenguajes de la humanidad y, aunque este no es el asunto a tratar en esta ocasión, lo que sí me atrevo a decir es que cuando rompieron su comunicación, dejaron el proyecto.

Es curioso notar que lo único necesario fue cortar la comunicación.
Considero que la falta de comunicación es uno de los problemas más serios de los hombres hoy en día, y trae como consecuencia graves problemas en todos los ámbitos de la vida.

¿Qué tan enterados estamos de los problemas de nuestra familia?
¿Conocemos a ciencia cierta lo que pasa por la mente y corazón de nuestra esposa e hijos?
¿Sabemos sus verdaderos temores y angustias o sólo los imaginamos?
Nuevamente tengo que preguntar: ¿qué es lo que detiene a un hombre?
Sería sabio tomarnos un tiempo pertinente, y dar una mirada retrospectiva para observar cuántos proyectos a medias están esperando que les dediquemos tiempo. Quizá sean libros por leer, relaciones que componer, cuentas que cubrir, llamadas telefónicas pendientes, cartas para enviar, esposas que atender, hijos con quienes debemos compartir más tiempo.


Querido lector, ¿ha detenido algún proyecto, ya sea familiar, laboral, espiritual, etc.? ¿Ya pensó cuál fue la causa? Si el proyecto vale la pena, siga adelante, comprométase con la vida, con Dios, con la gente que usted aprecia, y no pare, no importa cuán duro sea el camino; quizá cuando el cielo lo vea, alguien “descienda” para animarlo. 

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