La Mirada Que Deja Marcas

La mirada

Nunca olvidaré la noche en que recibí aquella «mirada». Estábamos en una reunión improvisada conversando con algunos amigos. La mayoría de ellos no eran cristianos. Scott y Dan hablaban animadamente sobre el cielo y el infierno. Era una maravillosa oportunidad de hablar de Cristo, pero no pude resistir el hacer un comentario jocoso sobre su conversación. Fue entonces cuando recibí «la mirada». Scott se dio la vuelta y me dijo: «¡No tiene nada de gracioso! ¡Yo no me quiero morir e ir al infierno!»

Durante el resto de la noche no me dieron muchas ganas de hablar más. Sabía que había metido la pata. Y ahora, 15 años después, todavía recuerdo vívidamente aquel momento.
Esa noche yo traicioné a Cristo. Ahora es demasiado tarde para hacer algo al respecto. Hace mucho que no sé nada de Scott. Lo único que puedo hacer es orar para que, a pesar de mis peores esfuerzos, él haya conocido al Amigo que nunca lo va a traicionar.

Si hubiera podido ver la cara de Cristo aquella noche, ¿qué clase de mirada me habría dado? La mayoría de la gente conoce los nombres de Judas y Pedro. El nombre de Judas será para siempre sinónimo de la traición a Jesucristo. Horas después de que vendiera al Salvador por 30 piezas de plata, Judas se suicidó. El nombre de Pedro también es bien conocido. Lo recordamos como el apóstol y mártir de Cristo. No obstante, Pedro traicionó a Cristo también la misma noche que Judas. ¿Cuál fue la diferencia?
Cristo dio a ambos discípulos aquella noche una «mirada». ¿Te imaginas la triste mirada que Jesús debe haberle dado a Judas cuando le dio el pedazo de pan indicando que él lo traicionaría? (Juan 13:18-30). Pero Judas se paró de la mesa, salió, y vendió a su Señor a quienes lo crucificarían.

Por otro lado leemos que Pedro negó a Jesús (Lucas 22:54-62). Después que Pedro desconoció a su Señor por tercera vez, Jesús se volvió y lo miró directo a la cara. De inmediato Pedro «saliendo fuera, lloró amargamente» (v.62). Había aprendido una dura lección sobre responder en humildad a la mirada de Cristo, incluso después de una gran metida de pata.

Creo que si Judas se hubiera arrepentido, Jesús lo hubiera perdonado. Judas nunca le dio la oportunidad de hacerlo. Dos discípulos. Una mirada. Dos respuestas drásticamente diferentes a la gracia que Dios extiende a una raza humana llena de fracasos.

¿Y tú? ¿Vas a responder como Judas o como Pedro?  —TG

REFLEXIÓN

¿Cuándo fue la última vez que le fallaste a Dios miserablemente?

No hay comentarios:

Publicar un comentario