Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso.
1 Pedro 2:7
Un periódico dedicado a los negocios informó en cierta ocasión que los inversionistas estaban acudiendo por multitudes a comprar metales preciosos, o piedras preciosas, como seguridad contra la incertidumbre de la economía global. La palabra “precioso” da la idea de ser valioso, o costoso, altamente estimado y muy querido.
La Biblia usa la palabra precioso para describir el valor de nuestra vida (Salmo 22:20), y la misericordia de Dios (Salmo 36:7), sus pensamientos hacia nosotros (Salmo 139:17), su sabiduría en nuestros labios (Proverbios 3:15; 20:15), y una buena reputación (Eclesiastés 7:1).
En el Nuevo Testamento, Pedro usa esta palabra más que todos los demás escritores. En sus cartas llama preciosa a nuestra fe, así como también un espíritu manso y tranquilo. Nuestro Señor Jesucristo es precioso, así como también su sangre redentora. Y nosotros hemos sido bendecidos con sus “preciosas y grandísimas promesas.”
Los metales preciosos un día se quemarán; las piedras preciosas serán dejadas atrás. Pero nuestras posesiones de mayor precio son muestras para siempre, y disfrutaremos de ellas en el cielo tal como la tierra. Todo lo que es realmente precioso para nosotros como cristianos es nuestro eternamente; porque donde Él está, allí también estaremos nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario