Siga Día a Día

Ladrillo Por Ladrillo 

Por tanto, no desmayamos; . . . el interior no obstante se renueva de día en día.
2 Corintios 4:16

Thomas Carlyle trabajó con intensidad en el primer volumen de un estudio en tres partes de la revolución francesa. Pensaba que podía ser su mejor obra. Le prestó el manuscrito a su amigo John Stuart Mill para que lo leyera, y Mill lo leyó junto a la chimenea. Una mañana la criada, limpiando la habitación y viendo las páginas regadas por el piso, las echó en la chimenea. Cuando Carlyle se enteró de que su manuscrito fue reducido a cenizas, se hundió en una depresión abismal. Algún tiempo más tarde, todavía desolado, vio por la ventana a un albañil colocando ladrillos. El hombre estaba parado en un andamio, cantando y silbando muy alegre mientras levantaba la pared de una casa, un ladrillo a la vez. Al contemplarlo, Carlyle decidió escribir de nuevo su libro, una página a la vez. Su historia de la revolución se hizo famosa, y se le recuerda como uno de los gigantes literarios de Escocia.

Tal vez usted ha perdido algo muy valioso. No se dé por vencido. El mañana todavía guarda una promesa brillante, y el Señor bendice el trabajo fiel y tesonero. Acometámoslo paso a paso, día a día, momento a momento.

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